Adivina adivinador…
Perdida por perdida.
Como un café, molida. Dependiente como país periférico.
Como el Quijote, contra molinos de viento. En llamas como Troya.
Astuta, pero en apoplejía. Con estadía paga al infierno como pecador impúdico.
Naíf como ladrón de caramelos.
Al filo. Frustrada como semen de estéril, inútil como las mangas de mi chaleco. Ahogada como Alfonsina. En plena eutanasia. Idiota como la última voluntad.
Sola como Penélope. Firme como el pulso del perseguido. Resignada como el llanto del condenado. Eufórica como el éxtasis.
Y más triste que la hora pico en el tren del suicidio.
Extraña como el caso del Dr Jekyll. Tensa como confesionario de asesino. Hitlerianamente impune. Y mucho más sola.
Momificada, con dosis de botox. Pero revoltosa como niño con juguete nuevo.
Con fe comprada, como la misa del domingo.
Con sombras encima. Con soles ausentes. Con cal y arena.
Con la mente enarenada...
y enajenada.
¿Quién soy?
ADIVINA QUIEN...
(ME SALIÓ ESTA MIERDA, QUE LE VOY A HACER...)
Carol-Bord
No hay comentarios:
Publicar un comentario