Perdón. Pero hoy no tengo nada que no te haya podido dar ayer. Ni tampoco tengo palabras aburridas de no ser dichas. Nada más original que estas sobras de mi linyera amor propio. No hay noticias.
Perdón por no darte pan, ni sol, ni mar, ni menos volcanes. Este es mi humilde perdón. Y no pienses que es de esos perdones que se creen reparadores a domicilio de algún artefacto en ruinas. No. No es de esos que se muestran omnipotentes ante nosotras, gotas del Océano. El que hoy te traigo, no intenta volver y rehacer cien veces lo mismo, ni mendigarte migajas de compasión. No hay necesidad.
Este perdón, es tan abstracto como común. Tanto que da asco.
Es de esos que nacen, una vez que se concibió este sentimientito de falta (¿de culpa?), de ganas de abrazarte hasta quebrarte las vértebras. Por nada. Por todo. Por nada que dí y todo que das.
Por no entender qué es lo que tu código de señas me dice. Por aturdirme cuando nos abriga el silencio. Por no devolver tus uñas y dientes quebrantados, por sanarme. Por recitar poemas mientras me escribís, por cantar óperas mientras te reís, por mi carcajada en tempestades, por ser tan idiota... Perdón. Por ser y no serlo, esa será eternamente la puta cuestión.
Por verme flotando en el enorme río de los clichés inútiles, para no sentirme más mediocre de lo habitual y menos brillante que de costumbre. Porque al fin y al cabo, vos sos mi curita adhesiva, hasta que ahorre y pague el boleto allí, donde me conversen gusanos interesados en estas ideas... y viceversa.
HERE THERE AND EVERYWHERE... Dejo para mañana lo que pude hacer hoy, ¿y?
Carol- Bord
No hay comentarios:
Publicar un comentario