Escribiéndome... para romper violines

10.12.11

siempre llega la calma...

De no haber sido por esa tormenta, no hubiese existido la cosecha.
Pero ¿a quién carajo se le ocurrió que mal de muchos es consuelo de tontos?; Ni por tonta me consuelan, y mi mal no es de muchos, sino de años, y si vamos al caso, (o donde sea que fuéramos), ni aunque sea realmente de muchos me consolaría, ni me consuelan los consoladores para muchas, ni los muchos son consolados.
El romanticismo me aburrió, el psicoanálisis no me sirve, el comunismo me frustró y el existencialismo me chupa un huevo. ¿Nihilismo?. No. El nihilismo es una pérdida del tiempo perdido. No voy a despojarme de todo, feliz como el hindú que murió luchando por la Paz y la Unión de su Nación. No voy a retrucar a mis maestros, como una lacañana revolucionando la teoría de los pitos. No voy a engañarte, como Porcia con sus cofres, concluyendo en que lo aparente es tan fugaz... Tampoco voy a rebelarme como esa sufragista que dijo en el siglo XVIII que "si las mujeres tienen derecho de subir al cadalso, también pueden subirse a la tribuna".

Voy a morir por amor, como Romeo. Voy a creerme best- seller, como John Gray, para después hacérselo creer a los demás, y volverme rica. Voy a ejercer un completo dominio sobre los desposeídos de sentido común, para hacerles creer que su problema es la gente tóxica, las emociones tóxicas, la sensación tóxica, las intoxicaciones por monóxido de carbono, y así llenar mi billetera sintiéndome exitosa. Voy a decirle a los africanos desnutridos, que se cagan de hambre porque jamás leyeron "The secret", y así, seré una guía espiritual como Rhonda Byrne. Voy a aplastar mis putrefactas nalgas en una peluquería, leyendo chismes de revistas mientras me hacen las uñas, y me dejan impecable para nadie, para así poder estar al tanto de la última moda y no caer en lo Out y necesitar Fashion Emergency URGENTLY!. También, voy a seguir los pasos de la mamá de Mafalda, así mi futura hija, me pregunta mientras lavo la ropa: "Mami, ¿Qué harías si vivieras?", y de esa forma asegurarme de ser una más de ese montón que se alegra de su ardua labor y se conforma, se contenta, es feliz.

A Dios nuncapoderoso Gracias totales, por hacerme así, tan jodida y tan intrincada... Gracias por vivir quejándome de mí misma, y no conformándome en la mediocridad de no ser nadie mintiéndole a los demás y a mi misma.
De no haber sido por la tormenta, no hubiese existido la cosecha. Que soy yo misma, rompiéndome los cuernos contra la pared, pero con la tranquilidad de saber que machacarme la frente a golpes, es producto de elegir equivocarme... O elegir dónde querer caminar y equivocarme en el trayecto, y tropezarme, o caerme. Y ver que del otro lado hay alguna que otra mano, mojada por la lluvia, extendida para mí .


Carol- Bord Porque después de todo he comprobado que no se goza bien de lo gozado sino después de haberlo padecido...

Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

5.12.11

Narciso pasame la receta...

La soledad es a veces una fiel aliada.
Las batallas ganadas sin ella, son jolgorio pero vacío. Son falta de mí, son la ausencia de mi reflejo en el lago. Esta dependencia a no sé qué, a no se quién, me ayuda a ganar batallas, pero me quema la cabeza por no poseer(me).
Las batallas que llevo perdidas con ella, me succionan y me chupan. Me debilitan y me carcomen la dignidad. Pero luego me susurran que pronto ganaremos, sabiendo siempre reconocerme. Aprendiendo a reconocerme. Aprendiendo a conocerme. Poder enfrentarse a uno mismo, a uno mismo solo, a uno mismo solo y sin nada, nadie... Es batalla ganada en un futuro. No sé en qué futuro.
No sé si ese futuro llegó hace rato, o si es alguno a largo plazo distante, o, si con algún changuí, será en los próximos días. Puede que me tenga como a una Penélope del Siglo XXI esperando por él, mientras chequeo mails. Puede que me tenga expectante, de aquí a cien años, rogando heredar algún gen de Narciso... Sin ahogarme en el intento.


Sólo sé, que ese futuro, me va a ver llegar firme, con uñas de ardua trabajadora y piel áspera de tanta lucha. Sé que ese futuro me va a ver llegar, reinventarme como siempre suelo hacer. Sé que me va a ver llegar...


Carol- Bord Me verás volver a la ciudad de la furia

23.10.11

De lamentos bolivianos...

En mi podio de frustraciones, no se haya ninguna incapacidad de poder amar y ser amada.

El dolor que tirita en mi pecho de extremo fracaso, no es haber entendido que no soy una entendida en materia de amores. No.

Mi frustración ganadora de todos los premios y ovaciones frustradas, no es reanudar el camino hacia el nirvana conmigo y sin mi "YO".

Mis penurias de frustración, no son hijas de mi regresión infantil (hija a su vez de la frustración por no poder seguir durmiendo entre moisés y dulces andadores; hija a su vez de mi existencial egocentrismo). No es tampoco frustración mayor, la que me recuerda cuántas veces intenté abrirme paso en un sendero pacífico con destino a la ciudad "Título universitario para ser alguien", y me devoraron en medio del camino esas fieras al asecho de semejante presa difícil.

Mi frustración madre, tampoco es la valentía para matar cucarachas, ni para asistir (sin antes desmayarme) a alguien sangrando, ni para aceptar que quizá me podría algún día enamorar de alguien más, ni para enamorarme algún día, ni para contestarle desafiante a mi jefe, ni para plantármele a la vida a lo macho tanguero y decirle "Dale nena, ¿te pensás que te tengo miedo?"; ni para ser valiente.

En mi podio de frustraciones, no se encuentra la afición a la cocina, al manejo, a la practicidad de trámites cotidianos, a la practicidad, la afición a la afición. No.

En mi podio de frustraciones, sólo se encuentra una nena chiquita con mis mismos ojos, que tenía terminantemente prohibido jugar con un Tamagotchi...





Carol- bord
Y para mamá, esos inventos chinos te trauman...

11.10.11

Sapo de otro pozo

La noche iba bien, aunque ni yo estoy muy al tanto de hacia dónde iba. Pero al parecer, iba bien sin rumbo alguno hacia ningún lugar.
El enunciado "Tirate un paso", ya comenzaba a dejarme perpleja de curiosidad acerca de su función en la vida; en la noche; en la vida nocturna.
Una vieja amiga, y acaso hermana no biológica, exclamó, como quien afirma "El verdulero de la esquina está interesado en vender papas", en un aporte informativo a mi noche mientras caminábamos con un grupo y dijo:
- "Adrogué, es EU GORDA al revés".

¡Y recién ahora se te ocurre contármelo! ¿Cuántos años más, fríos e ignorantes, debía aceptar en mi vida, desconociendo absolutamente dicha data?.

- Te odio -contesté- Pero, ¿te diste cuenta vos sola o te lo contó alguien?.

- Me contaron, ¿no es re- loco? -admitió más absorta que yo, incluso sabiendo de antemano ese increíble descubrimiento.

En fin. Seguimos camino junto a nuestro grupo salidero, y nos montamos en una travesía que incluyó ser rebotado de un bar "sarasa", con la excusa típica Adroguesina de:
-"Sólo para habitues".

Okey. Sólo habitues. Que se convierten en habitues, varias veces después de entrar por... ¡PRIMERA VEZ!.
Sin embargo, señor Anabólico que vigila la puerta, le aclaro que al cabo que ni quería poner mis pies de bailarina clásica en su pocilga que cobija a reggaetoneros deprimidos porque sus collares son de menor costo que los de Wisin y Yandel, y/o wachiturros de ultratumba que "se tiran el paso", mientras intentan emitir sonidos similares a los de las palabras de nuestro lenguaje.

Nada iba a arruinarnos la noche. A parte, ¡EU, GORDA... ESTAMOS EN ADROGUÉ!

Nuestro destino, de madrugada, con gotas de lluvia encima del cuerpo y de alcohol adentro del mismo, era "Circa".
Jamás en mis objetivos incluiría adormecer al lector (si es que hubo habido, hay o habrá). Por lo cual, obviaré lujo de detalle puntual. Simplemente, a grandes rasgos, infomaré que Circa era uno de esos boliches del montón, con gente que se reproducía por ósmosis, lo que implica que, si al entrar había la suficiente gente como para no poder ni "tirarte un puto paso", en cuanto estás adentro, se ven personitas que caminan hacia la puerta con ánimo de salir, pero sin embargo, siempre se mantiene constante la capacidad por demás superada del sucucho en cuestión. Uno nunca sabe si la causa de la excesiva cantidad de estos seres humanos aglomerados, es alguna prolongación de la Juncal en algún VIP del antro bailable, que es utilizado como sala de partos, o es que en verdad, se conciben hijos en tiempo récord, gracias a la semillita que te siembran los muchachos de Adrogué, procedentes de la violación innecesaria que te obsequian.
No merezco esto. Es decir, ¿Acaso toda mi vida lo he padecido, y jamás fui consciente de cuánto me afecta el YO estos actos de sementalismo incntrolable?, ¿Acaso está de moda junto a la Burundanga y la onda hippie chic? ¿O será que realmente, me estaré convirtiendo en un excremento anti social de los pocos que quedan, ampliamente harta del concepto boliche? Harta de querer vaciar mi vegiga, y en un intento de camino hacia el baño (que rebalsa de muchachas que coinciden en tiempo y hora de necesidad biológica SIEMPRE), sentir manos de rugbiers frustrados, alcoholizados y faltos de materia gris, posadas en mi abdomen (en el mejor de los casos)... (No sé si mejor para ellos, ya que si buscan cierta figura con curvas, supondré que es porque pretenden encontrar... Algo que no podrán). Será que me cansó que el actor de American Pie que está bailando al lado mio, me señale a su amigo y acto seguido, me diga en el oído con voz infradotada "EEEEEH, MI AMIGO GUSTA DE VOS".

Ojo, no es que esté rebelándome porque sí. De llena.
No.
No es que me sienta sexualmente solicitada, porque si asi lo fuera, no sería esto una queja.
Creo en la igualdad. Y creo en mi género.
Por eso, quiero que haya igualdad de condiciones... PARA TRATAR TANTO AL ASEDIADO ALBAÑIL QUE TE GRITA OBSCENIDADES INDESCIFRABLES, COMO AL ADROGUÉCITY- BOY CON CUERPO TALLADO A MANO, QUE PRETENDE DESPOJARTE DE DIGNIDAD EN MEDIO DE LA PISTA DE BAILE DE ESE BOLICHE DE TURNO, SIN VOLUNTAD TUYA, SÓLO PORQUE LE PASASTE POR AL LADO.

Bueno, me fui un poco de eje. Sólo quería relatar que lo pasamos bomba. Carol-bord Continurá... (porque siempre continúa)

16.8.11

Relato de un delirante

El sueño del pibe


Anoche, simplemente, y como frecuento hacer todas las salidas de luna y Clonazepam, me hundí el cuerpo entre las sábanas y presioné con mi cabeza la almohada. Entonces me dormí. Y soñé que me moría.
Un poco atónito, escuchaba Stairway to heaven y la vista se me nublaba paso a paso de sangre.

-“Me siento como en El Juego del miedo VIII”- pensé. Pero luego, recapacité que no podía encontrarme en ese film, porque no había despertado en una bañera ensangrentada, ni caminaba por pasillos macabros, y aunque así fuera, sabía bien que mi vida no había sido tan intensa ni perversa como aquellos personajes que Jigsaw perseguía; a veces, hasta la culpa me invadía cada vez que pisaba una hormiga y pensaba: “Son insectos simpáticos, y son trabajadoras… Sos un buitre malnacido”.
No pasados los tres segundos de estas hipótesis que mi mente creaba, se proyectaron en mi vista, imágenes. Pero no cualquier imagen. Era algo así como una revisión histórica subjetiva… Yo le puse ese nombre. Pensaba en lo raro de todo, pensaba en lo extraño de ver situaciones vivenciadas por mí en la tierra. Se proyectaban momentos de mi vida; el primer día en salita de infantes; las salidas al parque con mi madre (que no dejaba de retarme porque en el arenero donde estaba el tobogán había ¡ARENA!, y eso podía ensuciarme; porque no debía comer golosinas de los puestos callejeros, ya que “vaya a saber uno, hace cuánto las tienen”; porque no tenía que correr alejado de ella); mi primer campeonato de fútbol; mi viaje de egresados; mi primer beso; mi primera masturbación con revistas del Tio Raúl. Veía todos esos momentos de mi vida. Los felices y los no tanto… Vi la tarde en que velamos a Papá, y gracias a eso, pude minuciosamente observar por qué nuestra vecina, la Pocha, lloraba como si el muerto fuese su marido. Reflexioné pues, y entendí. Comencé a pensar que podía llegar a ser una suerte de Truman, que tenía mi propio show. Éste, era “The Ignacio Show”.

Aunque, luego, me apené por mí mismo. Y no hay nada peor que sentir auto- lástima. Porque, como a muchas personas, siempre le tuve rechazo a la lástima. Y sin embargo, este rechazo desaparecía cuando esa lástima, iba dirigida desde mi persona hacia otro ajeno a mí. Y entonces creo que ese sentimiento hacia uno mismo, es de lo peor. Pensaba en lo patético que podía llegar a ser todo, si, sumado a las pocas minitas que me habían dado bola, encima ellas hubiesen sido extras contratadas por la empresa que producía el show de mi vida. Se me puso la piel de gallina unos instantes. Pero ya no sentía mucho, porque claro, estaba muerto.
Y luego, comprendí que las personas con quienes me había topado en mi vida, habían sido muchas. Y que ninguna productora podía costear gastos semejantes en actores y en viajes. Porque yo he viajado mucho, además. Y que en caso de ser así, mi vida era tan monótona como la actividad sexual de un matrimonio cumpliendo bodas de oro, y que habrían levantado ese programa a las pocas semanas por bajo rating.

-“Sexto sentido”- pensé. No sabía ni yo, por qué seguía imaginando que me encontraría rodando una película de mi vida, basada en otra. Quizá, haya sido la frustración de mi existencia, eso de ser un actor prestigioso y reconocido.
Y lo admito, vi gente muerta. Vi desde lejos a Marlon Brando jugando a la casita robada con Walter Olmos. No podía creer lo que mis ojos veían. No podía creer cuántas cosas se podían aprender después de muerto. Pero así era.

Seguí caminando, y aunque no tenía pies que me sostuviesen, pasé por muchas habitaciones: una, que funcionaba como anfiteatro donde hacían audiciones actores desde Moliere y Artaud, pasando por Brittany Murphy y Heath Ledger, y llegando hasta Alberto Olmedo y Ramón Valdez. El teatro, era anfi, porque claro, después del cielo no hay techo. De todas maneras, si lo tuviese no estaría mal, ya que desde algún recoveco, ingresaba un vientito al que yo llamé “chiflete”, y aunque uno esté muerto y se crea que no se puede volver a morir de hipotermia, el frío es insoportable. Les acabo de quitar una duda fundamental que a muchos terrestres invade. Les cuento otro secreto: Yo esperaba a San Pedro ansiosamente, o esperaba que él me espere a mí, y, sin embargo, sólo pude ver a Pedro, junto con Vilma Picapiedra. Me pregunté, si no sería imaginación mía encontrarlos allí. Uno, a veces delira demasiado… Porque los dibujos animados son inmortales. Yo pensaba eso. Pero supongo que andar tanto en ese troncomóvil, lo habrá dejado medio bobo. En fin. Los vi y les pedí un autógrafo, sumamente avergonzado. En verdad, la vergüenza la sentí por sus caras de incomodidad, como si lo que yo estaba solicitando fuese un sacrilegio en ese lugar que, al parecer, ya era mi nueva casa. Ellos, irritados, me explicaron que su función era ser recepcionistas del cielo… Que San Pedro, se había tomado unas vacaciones por el estrés que había sufrido este último tiempo, con semejante demanda de trabajo, por tanto aficionado suicida y adictos empedernidos. Y finalizaron su relato, en que la consultora que los había contratado para ese puesto, había determinado como requisito excluyente para ser seleccionado, llamarse Pedro.

-Ya entiendo- dije, algo desanimado- Discúlpenme el atrevimiento.

-No es nada, muchacho. Lo que le voy a pedir, son sus datos primordiales. Nombre, número de calzado y cantidad de veces que eyaculó en vida.- dijo Pedro, en un tono muy natural.

-Emm, estem… -titubeé- Mi nombre es Ignacio Fernández, calzo 42… Y… Ehh… ¿La otra pregunta la tengo que contestar, señor?

-Por supuesto, y no me llame Señor. Señor es el que está más arriba que yo… que usted… que todos.

-Disculpe –me excusé- Pero, ¿Para qué quieren saber eso?

-Son requisitos estipulados, forman parte de nuestra política. Pero como usted me cae simpático, le comento. Esa pregunta es importante, porque en caso de que la respuesta sea una cifra baja, es responsabilidad nuestra compensar en el cielo, las necesidades que usted sufrió en vida. ¿Se comprende?. Claramente, mi amigo, no le vamos a otorgar un departamento con vista al mar, y cinco mujerzuelas alrededor, porque en el cielo, a diferencia de la tierra, la felicidad no es la lujuria. La pregunta, es para saber frente a qué tipo de persona estamos trabajando. Pude haberle preguntado cuántas veces sufrió en la vida, o cuántas se comió un chocolate… Pero esas son sensaciones ya naturalizadas en los seres humanos. Tanto, que quizá, hasta ni se acuerde de la última vez. Volviendo al eje, en base a su respuesta, puede que obtenga algún beneficio extra en caso de haber sufrido un déficit semental. No sé, por ejemplo, puede que si a usted le gusta la naturaleza, se lo derive a una casa alejada, en un campo. En cambio, si usted ha gozado abundante cantidad de veces de la satisfacción que da una masturbación, o una relación sexual que desencadena en buen puerto, -me guiñó el ojo- no le otorgaremos beneficio alguno aquí, por haber disfrutado en demasía mientras estaba en la tierra. Por eso mismo, le pido me conteste, ¿Cuántas veces eyaculó en vida?

Al margen, de estar anonado por tener frente a mí a Pedro Picapiedra como un maestro dando cátedra de moral, tampoco podía llevar la cuenta de eso que me pedían. Y seguía pareciéndome absurdo.

-No recuerdo, Pedro. No recuerdo.

-Está bien, no se preocupe. Suele pasarle a muchos. ¿Fueron más de cuarenta veces?

-Qué pregunta rara, hombre. Claro que fueron más de cuarenta. No soy tan chico… Tengo 26 años. Si fuesen menos de cuarenta, ya me hubiese visto por acá mucho tiempo antes.

-Entonces usted, oficialmente ya está formando parte de la clase de los No- privilegiados –sentenció Picapiedra-

-¡Cómo se nota que usted viene de la Edad de Piedra, eh! Con todo respeto, pero los estamentos ya pasaron de moda.-dije, indignado- Ahora nos regimos por otra convención social: somos explotados y explotadores. A parte, disculpe, pero cuarenta eyaculaciones las tiene cualquier ser humano en 26 años, y en menos edad también. Es injusto.

-Usted, que recién entra aquí, no me va a decir a mí cómo se rigen allá y como nos tendríamos que organizar nosotros. Usted, limítese a acatar. Cuarenta eyaculaciones, es una cifra muy difícil de alcanzar mi querido… ¡Sabés lo que yo daría!... Encima, pibe, acá no llega la pastilla azul. Y cuando yo vivía, tampoco la tenía. Así que no te quejes, vos ya disfrutaste suficiente. Imaginate las minas que llegan y sienten pena de sí mismas por no llegar siquiera al número 10. Es triste. Y eso, es responsabilidad nuestra de compensar. Entonces estamos nosotros, para regalarles un changüí. Compensarlas con cocinas enormes y luminosas, o patios con mucho verde, para que se hagan amigas de las plantas…

-Perdóneme, pero no sé si una cocina o una planta es todo lo que una mujer frígida necesita. Frígida, sola o anorgásmica (discúlpeme, pero no sé si se dice asi, Don Pedro). Me parece que va más allá, ¿vio? Es algo machista ese pensamiento.

-Ah, sí. Claro. Cocina… Plantas… Me faltaban los platos. En fin, usted pasa por el Sector administración. Allí va a abonar su traje y el certificado de “habitante regular”. Después vuelve aquí, yo se lo sello, y regresa a administración, donde le dan el recibo. De allí, se va al túnel 2, en el cual va a ver un cartel que dice “NO PRIVILEGIADO”. Pide que le den una habitación y ya. Lo demás, se lo va a ir explicando un asistente social que enviamos a todas las habitaciones, junto con un psicólogo y un operador socio terapéutico en caso de que sufra adicciones… Y no tenga para convidar. Eso último fue chiste, Ignacio. Arriba ese ánimo.

Yo no podía creerlo. Jamás creí que morir fuese tan difícil. No obstante, realicé todo ese procedimiento, y hasta tuve que hacerme un chequeo médico, para ver si estaba en el módulo enfermos o módulo aún- no- enfermo.
Al instante, pude ver cómo de mi espalda nacían alas. Y me fui volando hasta los que eran, hasta la noche anterior, mis pagos (en verdad, me fui un poco indignado porque la tarifa de los boletos para volar, era más costosa que la de los ómnibus en la tierra). Y llegué adonde quería llegar. Los vi a todos. Vi a mi madre, llorando a moco tendido… Pensando, tal vez (porque no podía ni hablar por ese llanto de niño sin juguete) que no había nada más triste que enterrar a un hijo. Y yo trataba de explicarle que mal que mal, no estaba sufriendo tanto… Que la burocracia era la misma, y que al menos ahora era un “no privilegiado”, porque consideraban que sexualmente me había ido muy bien en la tierra. Eso me incentivaba. Y la única diferencia, era que ya no la iba a ver más. Bah, ella a mí no me iba a ver más.
También, vi a mi última novia de la mano (muy cálida, por cierto), de Matías, mi mejor amigo, que la consolaba como consuela el amigo a la amiga, que cree que es gay, pero en realidad es espontáneo. Se me pusieron los pelos de punta. También vi a todos mis familiares, porque somos una familia que se suele juntar o reunir en velatorios de parientes… Ya que el hecho de organizar reuniones en casas, a modo de festejo o jolgorio, o por el simple hecho de vernos, nos ocasionaba un sentimiento de “pérdida de tiempo… si total, la tía Chola está más cerca del arpa que de la viola… Ya los vamos a ver a todos”. Vi a mis amigos… En ellos vi un real dolor. Y lo sentí más yo. De saber que jamás me llegaría un mensaje de texto preguntando si jugamos hoy a la pelota; si salimos al bar de Edu a tomar unas birras; si nos juntamos en lo del gordo Leo a hacer un asado…
Ahora no tenía asado ni amigos. Sólo, tenía una montaña de deudas que me agarré, entre otras cosas, por apostarle a un pibe que recién entraba que el riojano “Méndez”, tenía que caer antes de la llegada de la nueva década. Él me dijo: “No tenés idea de la vida, loco… La yerba mala no se muere nunca… Son tipos que son un cáncer para nosotros y nos van matando, pero ellos nunca mueren. Se muere un Favaloro, se muere un Einstein, se muere un Hendrix, pero estos no… Te falta calle loco”.

Y sin darme cuenta, el sueño que tuve se está haciendo largo… Está todo bien, yo me tomé un “clonazepamsito” y alguna que otra cosita más. Lo asumo. Pero no puedo estar viviendo tantos días aquí dentro sin despertarme. Está bien que tengo sueño pesado, que me pasa una murga al lado y no la escucho. Que soy medio marmota, como decía Paola, mi ex. Pero esto ya se torna más largo que insulto de tartamudo. Se está dilatando. Tengo miedo. Es como si mi inconsciente quisiera saber cómo sigue la historia, de chusma nomás. O como si me hubiese quedado profundamente dormido por… diez o doce días.

O, como si, me hubiese quedado profundamente dormido.


Carol-bord Me hago el muerto, como el huracán

19.7.11

Martina Flora

Le sacaba una radiografía, Martina, a aquella blusa en liquidación que encontró mientras caminaba por la Avenida, inadvertida del mundo, como un ermitaño peleado con la vida.
Observaba la blusa. La deseaba. Lamentaba aquel segundo de duda en su mente, en donde el descuido le jugó una mala pasada y ahora, debía sufrir mientras otra compradora con una dosis justa de decisión estaba a punto de apoderarse de la prenda. La deseaba ahora más que nunca, por verla lejana, por verla en manos de alguna compulsiva entrenada específicamente para cortar ilusiones de aquellas que están a la espectativa de las rebajas económicas. Martina, sentía que incluso, la flamante dueña de la blusa, gozaba esta escena. Gozaba que cualquier espectador se entristeciera de no haber podido adquirirla a tiempo. Parecía más contenta por la angustia de Martina (frustrada como antibiótico en una noche de borrachera), que por su nueva adquisición. Y esto, no hacía más que enervarla.
Sin embargo, una vez en la caja, y decidida a abonar su prenda, la chica manifestó haber olvidado su billetera, vacilando, incluso, la posibilidad de que se la hayan hurtado. Con gestos que expresaban más preguntas que una niño en la etapa del "Por qué", se fue la frustrada compradora. Y fue en ese momento cuando Martina, tenía el tesoro a la vista; iuminado como un mesías materializado en tiempos de desconcierto. Sin embargo, aquella blusa; azul, retro, impecable, ahora parecía representarle una prenda obsoleta y con olor a naftalina. Y recordaba más que nunca que el azul, era un color tan insulso, como jodido.
Decidió entonces, obligarse a pensar que estaba por perder el subte para llegar a horario.
Y contenta, Martina Flora se alejó del local y de su ahora odiada, prenda en liquidación.



Carol- bord
Yo te prefiero fuera de foco, inalcanzable...

15.7.11

Yo creo que...

Carlitos Marx se equivocó un poco.
Está bien. El materialismo histórico nos empujó a esta fase zombi de individualismo, en donde cortamos cabezas para destacarnos en estilo de vida, para ser el empleado del mes de la familia Mandonga, para vestirnos con las mejores marcas, incluso para comunicarle a toda la red cibersocial si es que en este momento llevamos puestos calzones rojos o azules, y para muchos etcéteras más.
Pero, un poco buscando orígenes, este individualismo, que se considera como una "tendencia a actuar según el propio criterio, sin importar el de la colectividad", es producto de la falta de interés en el otro.
Y siguiendo en este línea pseudo etimológica, la falta de interés en el otro, no estaría mal si se reduce a una completa indiferencia y/o repulsión hacia seres de la talla de Gabriela Michetti.
No obstante, la falta de interés en el otro, en cuanto sujeto social, tiene su desembocadura en el río de la incomunicación social.
Y he aquí la cuestión.
La falta de comunicación social, no es hija de la alienación, ni de la no- conciencia de clase, ni de la división del trabajo, ni de la plusvalía.
La falta de comunicación social, nace cuando en la misma parada de colectivo, al menos quince personas alzan sus manos con fin de que frene el transporte, sin advertir que TODOS están haciendo exactamente lo mismo...



Carol- Bord Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé...

10.7.11

please, listen.

Escuchar "Nowhere man" un Domingo a la 1 a.m, aporta en gran medida a que te replantees qué está pasando con tu vida. O si está pasando algo en tu vida. O si tu vida se está pasando de largo, como el 74 a las seis de la tarde mientras puteás al colectivero.


Carol- Bord Fabricando mis propios planes para nadie...

Canción tuya

Lo notaron mal,
pedía por su papá
pedía algún consejo
de su maestra de preescolar.
Lo quisieron enjaular
los azotó días atrás.
La paciencia se impacienta
y no hay confititos para calmar.
Me pregunta
-"Caro, ¿Voy a estar mejor?"
Le dije
-"No hay forma que no,
vos sos el Fenix, mi amor,
si te caés, me caigo yo".
No digas que yo no me quiero,
tenés razón en todo.
No digas que vos estás cuerdo,
en este mundo... Prefiero ser loco.
Él culpaba a su "amiga" y yo a la mía.
Él no tomaba ya ni recaudos,
yo, ahora sólo vomito esta canción.
Que es para vos.
Es mi regalo, es lo único que sé.
Y es todo lo que soy.


Me caigo yo...


Carol- Bord Nightmares come true

Sin rencores- a dos voces

No puedo hacer mi vista a un lado. Tampoco puedo fijar mi vista. Ups, ¡Qué complicado esto de las relaciones sociales! Lo único que me salva es pensar que aún más complicadas, son las sexuales. Aunque yo, muchos inconvenientes al respecto nunca tuve. Bueno, tampoco voy a mentir. No soy un sex shop andante, pero tampoco soy un cura, de esos que ya no quedan. A Jazmín, la recuerdo como si fuera ayer, blanca… pálida… A veces, la única frase que mis cuerdas vocales pudieran expresarle, era si había ido al médico, por la apariencia cadavérica que tenía. No voy a negar que pude haber sido más cruel. De hecho, no me acuerdo si lo fui. Jamás fui bueno en recordar detalladamente momentos de mi vida. De hecho, nunca podré olvidar cuando, entre amigos, confundí tan imbécilmente, digno para el destierro, a George Clooney con Pocho, la Pantera. Ese era yo. El imbécil que no retenía siquiera caras. Discutía con idóneos en música, sosteniendo como bandera, que Elvis me parecía un chorro. Que copiaba constantemente a Sandro de América. Y me encerraba en mi cuarto a mirar una y otra vez el video “Thriller”, intentando, como el plagio de Elvis, copiar esos pasos de baile. Creía que así, las mujeres me iban a ver de otra manera. La única que logré, me viera de otra manera que el resto, fue una extraña muchacha con gafas en la estación de Adrogué, a la cual le pedí la hora, luciendo vanidoso mi jopo a lo Michael, y ella sólo atinó a mostrarme su bastón, un poco irritada, por cierto. Ahí comprendí que sus gafas no eran un adorno irrelevante en su cara. Jamás fui detallista. Y lo estoy siendo por primera vez en mi vida.

¡Cómo olvidarme de ti, estimado Lucas! Trato de ser cortés, no puedo exigirme tanto. Claro, ahora, de repente, tengo que ser amable con esta persona que vivió para martirizarme toda mi niñez y pubertad. Ahora, claro, el señor se me acerca y yo tengo que sacar la sonrisa de boluda que tan poco me cuesta mostrar… Y seguirle la corriente: Ahh ¿Tus cosas bien? ¡Pero qué bueno! Te falta una materia… ¡Ya casi, campeón! ¡Me reeee acuerdo que siempre quisiste ser abogado! (porque desde chiquito que le afanabas los útiles a nuestros compañeros) ¿Te recibiste en dónde? Ahhh, ¿En la Universidad de Palermo? (¡Qué sacrificio! ¿Quién no?) ¡Guaaau, me pone re contenta! ¡Alta carrera, como dicen ahora! Ja, ja (En las empresas facultativas, el gil que no se recibió, fue porque papi se atrasó un par de meses con la cuota)… ¡Bien, Luqui! Como caballo de carrera, vos ¿eh?... Siempre derecho ja, ja (derecho… chiste estúpido… ¡Quién me manda a hablar a mí!). Flor de hipócrita sos tarado, siempre te creíste más que los demás. Y pensar que antes ni la hora me dabas. Yo iba sin escala de la peluquería al colegio… Para llegar de punta en blanco y lo primero que me preguntes sea: “¿Te fuiste a dar una vuelta por la granja y las vacas te peinaron?”. Hijo de tu madre… ¡Con vos y un poco de leche, tu madre podría haber hecho licuado de banana para todo el curso!... Pero nunca te contestaba. Y ahora tampoco puedo. Porque ya estamos más grandes, y hay que comportarse como adultos que hace años egresaron del colegio. Como adultos que han formado una personalidad de buenos ciudadanos, con moral y valores. Ya no puedo arreglar mis problemas llamando a alguna “señorita” para que le ponga por el culo 10 amonestaciones al que me agredió. Ya no puedo pensar que mi vida se va a solucionar en el próximo asalto, al cual deba llevar comida, para que “alguien” sea el afortunado de estar del otro lado de esa botellita, que con el pico, me apunta a mí. Tampoco podré pedirle a otro compañerito que finja ser mi novio por dos días, para que Lucas se ponga celoso, y luego terminar comprobando que a ese pibe, le corre gelatina por las venas. Esto es demasiado… ¡Mirá que es grande el mundo, como para venir a encontrarme a este ente! Ahhh, Lucas, así que te casaste… ¡Qué sorpresa!… ¡QUÉ BUENO!... Y eso que vos de Susanita no tenías nada, ja, ja. ¡Mirá quién vino a casarse… Luquitas! ¡Me muero!. Uy, Dios… Ahora es mi turno… ¿Yo?... ¡Bbbien!...

La primera vez que soy detallista, no lo puedo creer. ¡Qué inoportuno, por Dios! Jazmín siempre me inhibió. Terminaba siendo siempre el esquizo que le decía las peores cosas, y después se iba a dormir pensando en ella. ¡Qué linda que estás, Jaz!... Para acabar diciéndole: “Uy, mirá, estás igual che”. Si, si señorita… Soy todo lo que acabo de decirle; Abogado y casado. Una eminencia en el mundo. ¿Y ahora qué le digo? Ella no sabe de mi faceta de inútil crónico… Me conoció Winner. Me va a ver Winner. Si me llega a preguntar con quién me casé, sacó un conejo de la galera y le digo el primer nombre y profesión que se me cruce… Total siempre fue un poco corta… Uy, ¡Siempre el mismo basura!... Ah, bueno flaca… ¿Susanita me estás diciendo? Vos no entendés nada de la vida, estúpida… Este es mi momento y mato dos pájaros de un tiro. Le pregunto por ella, a ver con qué me sale. No puedo dejar de mirar… Ay, Dios. Ay, Dios. Me estoy poniendo muy nervioso… ¡Justo ahora tengo que ponerme en detallista!

¿Yo? Bien, Emm. No, no, no. ¡Sos tonta, Jazmín, sos tonta!. Cuando quieras mentir, la regla número uno es NO tartamudear. Ahora, remala. Sí, bien… Casada no… Pero ¡Re- de novia! (¿Re de novia? ¿Novia es una marca de guitarras? Soy tonta, claramente.)… Estoy terminando medicina, en la UBA… ¡Y con miles de proyectos y propuestas! (Sí, propuestas de Garbarino, para que salde la deuda del último Home que compré). ¡Re bien!

Ah, está de novia la mina… Y viste, mejor prevenir. Por lo menos me resguardé. ¡Ay Dios! ¡Ay Dios! ¡Ayyyyyy!

- Jaz… Tenés como… tenés como… Como sucia la cabeza… Sorry. Pero ¿Volviste a pasear por la granja?... Ups, perdóname, no lo tomes a mal… Habrá sido una paloma flojita de vientre… No te preocupes, que te queda lindo.

- Uy… Tan gracioso… ¿En serio me decís? ¿Tengo sucio? Pero, ¿por qué no me dijiste antes, ni bien me viste?... No, no, no… No fue una paloma. Tengo que decirle a mi novio que se comporte un poco… O yo debería ser más prevenida, cuando salgo de casa… En fin… Que estés bien, Lucas…


- …



Carol- Bord El costado más aburridamente rutinario y moralmente aburrido que todos tenemos, le da la derecha a esa frase italiana que advertía que
"Nadie, nunca, te va a decir: LAVATE LA CARA,PARA QUE ESTÉS MÁS LINDO QUE YO..."

6.7.11

Lo que veo, lo que veía

Camino por la acera. Salteo la boletería. Subo tres escalones. Se acerca sobre los rieles, ese tren que no pasa por las nubes, ni tiene el mismo clima que el de la alegría.
Intencionalmente, ingreso en aquel furgón, por esta patológica obsesión a elegir siempre los últimos vagones, y tener simpatía por los “últimos” a secas (aunque también creo, que reír último, es sufrir delay mental).
Ya habiendo ingresado, priorizo mantener estabilidad corporal y constancia para respirar; básicamente porque hay siete cabezas rodeándome e imposibilitando a mis piernas moverse a lado alguno.
Recuerdo ese viejo consejo de Joseph Pilates: Power House, Power House, Power House. Y me cago en él. Ahora estoy entretenida anotando vergonzosamente el número que diviso de un cartel, que contiene la leyenda “Salga del veraz”.
De a poco, se despeja la zona en mi vagón (nunca en Gerli), y me enfrento cara a cara con una de las manijas que nacen en el techo, para poder sostenerse. Cuando digo “cara a cara”, no es por motivo más que a causa de la brevedad en mi altura.
Ya no tengo distancia abismal desde mi cabeza hacia el sostén de pasajeras manos desamparadas. Ahora, sólo basta con elevar mi brazo sin flexionarlo, y ejecutar la manija, para sentir que mi cuerpo y yo, no estamos tan a la deriva en nuestro solitario viaje al Cosmos del Tren.
Y sin embargo, es inexorable, recordar cuando ni en puntas de pie, lograba yo, tomar esta apoyatura.
El mundo, como a una presa fácil, me devoraba, aprovechándose de mis pocos centímetros. Mi papá era el mejor del mundo, según mis palabras. Y me protegía del ganado, con el que el sistema, nos impulsaba a viajar. Me alzaba en sus brazos, y me decía: “Ya llegamos, flaquita”.
Ahora, tengo cinco años, y cuando tenemos tiempo con Papá, jugamos lucha libre. Y vale todo. A veces creo que me tiene miedo, y que tendría que tomar la sopa, porque siempre que jugamos le gano yo.
Con las pulseadas, pasa lo mismo. Le digo que tiene que concentrarse, le digo “Pa, yo te voy a enseñar a jugar”. Pero no tiene fuerza. Y siempre le gano yo.
Con las carreras, pasa lo mismo. Él grita: “El que llega último a la esquina, pierde”. Y pierde.
Lo que más me gusta de Papá cuando me despierta, es ver que me hizo la leche, y me compró la Revista de los Domingos que le pido siempre. La semana que viene, la Billiken va a traer una mochila con rueditas, y él me prometió que me la va a regalar para que la use, cuando empiece el cole.
En la plaza, todos nos miran porque somos felices. Y a la gente le gusta mirar a los locos cuando son felices.
Me encanta cuando me deja manejar con él, pero me miente, porque yo no llego a los pedales del auto. Lo que no me gustó el otro día, fue que se quedó dormido cuando fuimos a ver Mulán al cine… ¡Se quedó dormido en la mejor parte! ¡Está re loco!
Yo le canto las canciones de Nubeluz y Xuxa, con pasitos de baile y todo. Y me dice que soy la nena más linda del mundo. Por eso, cuando caminamos por las calle, él elige darme la mano a mí. Entre todas las mujeres, me elige a mí.
Me pregunta siempre cómo me fue en el Jardín, y cuando viajamos en el tren, hace de cuenta que no le molesta que a cada rato le pregunte: “¿Ya llegamos, Pa?”. Y entonces, me alza y me cuida.

-¡Uy! –Digo yo, para mis adentros- En la próxima estación ya me tengo que bajar… Por poco sigo de largo…
Recibo un mensaje de texto. Es Papá:
-¿Ya estás llegando, flaquita?


Carol- Bord… Algunas historias, no tienen que tener necesariamente un "Fin"

24.6.11

Con el viento en las velas

Hay cosas que me generan abundante pena, angustia, impotencia, seguida de resignación y aceptación. No es un duelo.
Hay algo que me produce mayor desolación que el final de "Los simuladores", mayor tristeza que la muerte de Jack cuando lo debilitó el iceberg, y mucha más nostalgia que mis tardes tomando la chocolatada mientras copiaba pasos de baile de Las Trillizas de Oro. Algo que me ocasiona mucha màs resignación que mi bordercrisis existencial.
Y no es un duelo. Es una lucha.
Lo down de todo es descubrir que, de tanto cantarle al amor, me olvido de vivir.


Carol- bord Lo màs deprimente es citar a Julio Iglesias...
You say goodbye, i say Hello...
Bueno. Si vamos al caso, ella era un caso aparte; un cero a la izquierda; el último orejón del tarro (un elfo, era también Gollum); ella era un asunto incurable y tantísimos clichés que se ocurran. Era una neurosis histérica con patas y pelo; era la inestabilidad materializada; la insensibilidad elevada al mayor exponente; era una pelotuda. Poseía la habilidad crónica de evadir situaciones deseadas, de cavar pozos (que terminaban siendo ciegos), y zambullirse allí dentro, en momentos donde el universo le regalaba abrazos.
El tema es que no todos nacemos aptos para recibir cariño; y en realidad, ella formaba parte de ese "no todos". Guiándome por lo que me dijo cuando hablamos la otra noche, me temo que he llegado a la conclusión que el monstruo de la basura que tanto la amedrenta es el amor vital que todos necesitamos desde que nacemos. Ella manda al carajo a Platón, y a cualquier otro perejil que piense que el cuerpo llegó al mundo sensible para recordar, para reconocer a su media naranja. Duda acerca de Platón, porque a veces está encadenada en la Caverna.
Ella deambula por los pasillos del compromiso, esquivando esqueletos, esquivando seres humanos, disfrazada de Minotauro.
Nunca fue Susanita, ni tampoco es tan corajuda como Mafalda. No es media verónica, ni Teresa de Calcuta. Tampoco María; ni Magdalena (le caen pesadas), ni virgen (aunque así lo sienta). No es ella; es Garrick. Tampoco es Garrick, ni tampoco es tan seria como para dar cátedra de vida. Digamos, no pasará a la historia por estar a favor del movimiento feminista, ni será recordada por guardar $0,50 roñosos para cada niño que le pida en el tren. No aspira a ser referente de nadie, ni está segura de querer ser ella misma. Es un caso aparte; un cero a la izquierda; el último orejón del tarro. No entiende nada de la vida, pero tampoco es disléxica (o eso cree).
Quizá, el relato hubiese sido más fácil de empezar y resumir en que: Algunos de esos proverbios chinos que tan al pedo parecen estar, no pueden ser más sabios, al afirmar la importancia de que "me ames cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite..."

Carol-Bord Y simplemente pasa que, tengo ganas de verte...

11.4.11

2do. mandamiento laboral

Postergarás, a último momento, planes, salidas, recreación, alpedismos y demás rascadas amigueras, en pos de cumplimentar el trabajo extra.


Carol- Bord

4.4.11

1er. mandamiento laboral...

No atentarás, en tu primer día de trabajo, contra la integridad de copas, vasos, platos, e indispensables tantísimos otros objetos para tu labor (patrimonio de tu jefe)...


Carol- Bord, o hija del rigor.

12.3.11

Cuando vos fuiste...

La verdad, porque estas dos palabras en suma dan esa sensación de única verdad irrefutable (cosa que me encanta), es que no te voy a contar el itinerario kilométrico que hice en monopatín, mientras vos aprendías a dar la vuelta manzana con los pies. Porque yo llegué hace largo rato bailando tango, pero vos todavía estás preguntando las calles para volver.

Carol- BordLa que ladra

8.3.11

Women

no tengo idea de qué estación estoy más cerca: de Evelyn en Obsesión Mortal, de Cora en El cartero llama dos veces, de Annie Hall, de Rouse, de Julieta, de Frida, de Yoko, de Olimpia de Gouges, de Safo de Lesbos, de Alfonsina, de Electra, de la Raulito.
En fín. No sólo los 8 de Marzo hay que replantearse la importancia de tener afinidad con la cera.
¡¡Feliz día!!


Carol-Bord Play misty for me


5.3.11

a ver si chusmeás esto...

Me acuerdo de ese día del memo- juego, y tengo el fresco recuerdo: Te apareciste de alguna casa vecina con un paquete de regalo, y propio de mi padre egocentrismo, presupuse, era para mí. ¡Lo era!. Un juego extraordinario, el cual me bastaba para sobrevivir a tardes memorizando razas de perros, y sorprendiéndome de que existían, como diría alguna maestra, marcas de caninos, ya que los míos, eran extraídos siempre de cajas / cartones.
Me acuerdo de esas caminatas siempre al Súper, y temporalmente temprano. Digo, yo era una miniatura de lo que soy ahora (si es que existe cosa más pequeña), y vos, en ese contexto de tu vida, te clonabas para cumplimentar con toda regla de ciudadana prematuramente adulta y responsable.
Me acuerdo, y no te rías, más allá de mi electricidad al filo de romperte la paciencia, te observaba como nadie. Porque se me habrá cruzado, no pocas veces, esto de querer ser como vos; de pensar como vos, de sentir como vos, de actuar como vos.
Me acuerdo, pues, yo absorvía todo eso que veía y lo reproducía. Hasta que, claro, me di cuenta de que mi rol no era ese; no era ser tu réplica, sino, admirarte hasta siempre, abriéndome camino con mi espíritu transgresor y darte motivos para que me llames la atención con sugerencias maternales de vez en cuando.
Y posteriormente, fui sorprendida por tus convicciones de querer otra cosa para tu vida. Y me encanté al comprender que la misma persona que me resguardaba de errores (como quien cuida su más preciada adquisición), era la misma perfecta persona con la que años más tarde, me embriagaba, con esas charlas que se archivan en el segmento "Confesiones"; y bueno, ahí comprendí que el idilio que veía en vos, era simplemente esa admiración que seguiré manteniendo firme, como los glúteos del que usa productos Sprayette. Porque solemos admirar siempre aquello que no somos. O que nos gustaría ser. O que simplemente no llegamos a ser: Tenemos $ 0,90 y nos falta para el boleto mínimo, entonces esos $0,20 que no poseemos nos provocan interés y demanda de atención. Y te decía, se rompió el idilio con el primer vino que compartí en mi vida con vos. Pero se rompió el idilio, para darle paso a algo aún mejor: la hermosa realidad. Que era comprender que en el fondo a la derecha, detrás de ese saco de profesionalismo y talento que solés usar, se esconde la simpleza que se complica fácil, pero ante eso, se esconde tu más natural estado: el espontáneo, el malvado (con el que tanta afinidad tengo), el cómplice (gracias), el servicial, el sensible al extremo, el que pide simplemente que le digan cuánto lo quieren, le den un abrazo, y salgan a caminar con él.

Y bué, hay cierto porcentaje de mí persona que te agradece haberlo creado. Entre otras cosas, gracias por hacerme escuchar "La hija del fletero" a los 10 años.


Carol- Bord Need you darling, like the fish needs the sea.

28.2.11

a mi Diane Keaton paga

Hasta mi psicóloga da muestras de no poder seguirme el hilo. Después de un monólogo, en el que, acelerada, concluí que me intrigaba saber si María Marta Belsunce se teñía el pelo, habiendo comenzado hablando sobre la germinación del poroto, y tocado temas profundos como la conducta del hombre bajos los efectos de hongos alucinógenos, ella me dijo abrumada:

-"Pará. Concretame una idea y después pasá a otra."


(pd: yo sé que te entretengo)


Carol- Bord gracias por su visita

27.2.11

SubliMax

Hay que cederle paso a la sublimación.
Hay que dejarla andar, porque sentada se atrofia. Le brota una tremenda apoplejía; los labios, se le paralizan; su carne le dirá a los huesos que ya están grandes para abrigarse sólos; el olfato y el gusto ya no le permitirán distinguir un vino rancio de uno añejo. La vista, la abandonará de por vida, impidiéndole divisar si se acerca el tren de la alegría o el tren fantasma: El oído le hará digerir del mismo modo un plato con distorsión, a uno con bandoneón; pero el tacto, presentará formalmente su renuncia y no gozará de indemnización.
Hay que otorgarle un andador a la sublimación.
Porque aunque diga que no se atreve, va a necesitar dibujar toneladas de pan, cuando esté falta de hambre; el Mar Ártico cuando chorree ansia de hidratarse, va a necesitar dibujar manos blandas y brazos, cuando esté desnutrida de amor, y un pene, por si su deseo también fuese de sexo. Y por si no queda del todo explícito, por si generase cierta desconfianza o confusión, y por si se comparte el sentimiento y se precisa una reflexión final para no creer que estas líneas carecen de sentido alguno, hay que darle, pues, lugar a la transformación. A la transformación de mierda en desecho; del desecho en reciclaje; del reciclaje en salvataje; del salvataje en obra de arte.
Por simples matemáticas, por las leyes de reiteración y cancelación, y a modo de simplificar los factores sublimados, hay que transformar la mierda en arte.
Porque la acumulación de materia fecal en el organismo, provoca cientos de desórdenes de todo tipo. Empezando por la boludez aguda.

Hay que darle paso a la sublimación...

Carol- Bord Se consigue en píldoras, perlas y comprimidos.

25.2.11

What it feels like for a girl?

"...Las chicas pueden usar jean, dejar su pelo corto, usar remeras y botas. Porque está bien ser hombre. Pero para ellos, lucir como una chica es degradante, porque creen que SER una chica es degradante. Pero en el fondo, les encantaría saber qué se siente, ¿no?... Qué se siente ser una chica..."

Sin caer en los clichés, a los que acuden filósofos contemporáneos de la talla de Ricky Arjona (respetado por su kilometraje de patologías femeninas improvisadas). Porque, claro, uno trata de mantener cierto nivel, (el cual será dificultoso de mantener si nunca se ha alcanzado antes), pero, para estos tipos, resulta común contarte en dos estrofas y con tres notas musicales (las cuales fueron gestadas para que, tras el pavor menopáusico, "ellas" las tarareen mientras pasan el trapo por el piso un Sábado a las 10 a.m, y cabe destacar que las TARAREAN porque prefieren no saber la real letra), decía, es común para esos seudo artistas -ovasionados siempre, claro- cantarle a tus detalles.
Cantarle a tu menstruación, a tu histeria aguda crónica, a tus cambios hormonales, a tus malformaciones / desviaciones / asquerosidades físicas (las cuales después van a ser maquilladas con metáforas tan pelotudas como "Esos algodonsitos que me acarician cada mañana", en alusión a la celulitis con la que lidiás, que al parecer, cuanto más esfuerzo pongas en deshacerte de ella, se reproducirá como conejo), a tus calores repentinos propios de una edad avanzada, a tu amada promiscuidad, etcétera.
Para ellos, es normal, común y por si fuere poco, es lo que, a posteriori, les llevará un plato de comida a su mesa (a ellos, y a su musa adiposa de turno). Sí, entendelo. Vos estás alimentando al forro que te canta con ojos cerrados y una fusión de tono sexy/excretor (luego de un tsunami temporal, que se ha llevado los restos de su lozanía). Hace música sobre vos, escribe sobre las cosas que, presupone, vos sentís, y dramatiza la letra de forma tan natural que acabás creyendo que realmente es "una más" de nosotras, pero a la vez, encontrás cierto dejo de sensualidad en su persona-je- que claramente, es síntoma de que tu marido ya no te mueve ni el control remoto, de lugar. Entonces, no hacés más que consumir este producto que está más cerca de denigrarte que de satisfacerte. Y lo hacés, en parte, porque bueno, no podés sacar rarezas sonoras de la galera, cuando se ponen a hablar de música con las demás madres de los compañeritos de tu hijo.
Ya dándole fin a mi hermoso divague, me encantaría destacar algunas cosas.

Una anécdota, resumida aclaro, me recuerda a un muchachito (aficionado al arte futbolístico), que en una cita (la segunda, y en la cual hasta ese momento, todo marchaba bien), muy serio me manifiesta:

- "Lo que sé, es que las minas son el origen de los problemas universales del hombre; por una mina se separa Grecia, se separa la banda más grande de todos los tiempos, se separa..."

Tus neuronas se separaron, para darle paso a la formación de pequeños bolos alimenticios de quien ha acabado de ingerir vía oral un tridimensional órgano viril, pedazo de puto. Empezando por tu madre, empezando por ella, se ocasiona el problema universal del que hablás, y terminando por vos.


Según palabras de un pibe que se llamaba Sigmund, éramos seres inocentes hasta los cuatro años de edad, pero aún, confiábamos ciegamente en que el Creador Universal (bah, de ahí mismo lo de "ciegamente"), nos haría entrega de aquellos centímetros que nos faltaban para alcanzar la medida fálica a la que aspirábamos. Claro, que esos centímetros nunca llegaron. Y con este estancamiento, lo que sí llegaría, sería un torturante complejo de inferioridad, bisagra directa al machismo.
Es curioso, porque tengo el recuerdo fresco, de ese sentimiento. Esa sensación de "¿Y ahora? ¿Cómo sigue todo esto?". Pero a diferencia de las sabias palabras de dicho maestro, quien fue más padre del consumismo que del psicoanálisis, YO NO QUERÍA SABER NADA DE CRECIMIENTO CLITORIANO. Temía. Lo recuerdo. Temía. Sólo quería crecimiento de cabello, y de, algunas otras partes que aún sigo aguardando. Sufrí. Y puedo asegurar que intrincada como debe ser, nací en el envase correcto.
De todos modos, se le agradece al mencionado jugador de fútbol (que aprendió a decir correctamente el enunciado "Y FUE UN PARTIDO DURO, VISTE. GRACIA' A VO'") y al neurólogo austríaco por sus respectivos aportes. Y por tratar ya tan temprano, dilemas de histeria. Pero, nosotras en verdad, nosotras estamos bien. Nosotras somos las etéreas, las raras, las locas, las histéricas, las putas, las ciclotímicas, las menopáusicas, las sensibles, las complejas. Sí. Somos nosotras. Pero eso es lo que cada una ha elejido ser... EL QUE NECESITA TERAPIA, ES EL BOLUDO DE ARJONA, TODO SU SÉQUITO, Y TODAS SUS RÉPLICAS, PORQUE LLEVA MÁS DE 20 AÑOS SIN PODER ENTENDERNOS, Y AL IGUAL QUE TODOS LOS DEMÁS, NO LO PODRÁ HACER JAMÁS. NI VIENDO TODAS LAS PUBLICIDADES DE CAREFREE ULTRA FINAS, NI SACANDO CONJETURAS SOBRE POR QUÉ A LAS MINAS TAMBIÉN LES GUSTA TANTO EL SEXO, NI DE POR QUÉ VAN JUNTAS AL BAÑO, O SOBRE QUÉ LLEVAN EN LA CARTERA. Y BLA BLA BLA.
Ustedes deben psicoanalizarse, porque además de tener algún mambito propio, también tienen esa duda existencial, que los mata, esa duda de ¿Qué se siente ser mujer?.


p.d: No es "Lo mismo, pero con 10 cm menos".


Carol- Bord women is losers!

19.2.11

Breve descripción de mi persona

Todavía me entusiasma la idea de doblar envoltorios de gomas de mascar, para saber qué me entre trama el futuro.
Todavía, siento la impunidad como estandarte, para vestir, al menos, cinco colores distintos.
Todavía busco, como una brújula, la opinión materna. Y todavía la tomo como eterno contra ejemplo.
Todavía tarareo inexistentes melodías, para escudarme de las acotaciones que me importan menos que la salud del Papa.
Todavía, necesito instrucciones para encender el horno de la cocina. Todavía cobijo esa simpática ineficacia para encenderlo mal.
Todavía cobijo esa simpática eficacia para hablar de más.
Sigo esperando el momento de la advertencia de los que predican el “bien” (como aquel que en las vías, aguarda el alzamiento de barrera), para optar una línea paralela.
Todavía, es excusa legítima encontrarme en la etapa del desarrollo, por si hubiese que justificar cierto estancamiento psicofísico.
Todavía, con la impaciencia del hijo único, asesino mis exiguas uñas en un total acto de canibalismo, mientras pregunto cuánto falta para llegar.
Todavía, las charlas en un meticuloso tono invariable, bajan el volumen de mi percepción auditiva, mientras mi rostro finge prestar atención.
Todavía, preciso, más que vitaminas, que me recuerden cuánto me quieren. Todavía (por si no lo manifesté antes), mantengo un fuerte lazo de amistad con mi jovial egocentrismo.
Todavía, creo fielmente que el domingo culmina cuando comienza Fútbol de primera, y el Sábado, cuando se agotaron todas las publicidades de Sprayette.
Todavía, le concedo a la risa, la condición de antipsicótico y antidepresivo.
Y al arte, le entrego el privilegio de ser el único hombre de mi vida (¿será un privilegio), por quien juro que con él, pan y cebolla hasta que la Tierra nos dé la orden.
Todavía, apuesto más fichas en la maquina del “vive pronto y serás eterno”, que en la del “larguísima y próspera vida”.
Todavía, me quedan millas de andanzas.
Todavía, mantengo indeclinables mis convicciones, aún para autodefinirme contradictoria.
Todavía, en materia de sociales en vía pública, peleo cabeza a cabeza con el niño extrovertido y el anciano repleto de anécdotas (que en verdad siempre es la misma, contada muchas veces y de distintas formas u órdenes).
Sigo creyendo que estamos “Cerca de la Revolución”.
Sigo creyendo que la vida es aquello que te pasa, mientras te empeñas en hacer otros planes. Niño hermoso.
Todavía me cago en todo. Pero “me cago en todo, con amor”.
Todavía, me creo tan autosuficiente, que mis dudas las aclaro conmigo, y tan dependiente, que mis dudas no mueren hasta que un amigo las asesine.
Todavía soy “numerofóbica” y tan anatómicamente flexible, que podría coordinar una clase de Pilates siempre y cuando, me dejaran alternar con alguna puteada.
Todavía conservo esa marca registrada que incluye una cuota de torpeza, que me empuja a tropezar, resbalar, chocarme contra los muebles, y caer sin piedad.
Todavía caigo en la tentación con hamacas de plaza y sus derivados.
Y termino siempre pecando. Todavía me enorgullece pecar.
Y me libran del mal.
Todavía me quedan muchos "todavías" por vivenciar, nombrar y agendar.
Y apenas tengo veinte años… Todavía…

Amén.

“…Prefiero ser esta metamorfosis ambulante, a tener esas viejas opiniones formadas sobre todo…”


Carol- Bord
La vida no merece que uno se preocupe tanto...

13.2.11

Neo Leyes murphianas- Parte II

Cuando cuentes el tiempo a fin de llegar puntual a un análisis clínico, es cuando con menos tiempo contarás.

Cigarrillos, mate, cuenta regresiva. Noche en vísperas de análisis clínico. Claro, que uno mismo está al tanto de la cantidad de horas con las que cuenta para dormir y no olvidarse la lucidez en la cama, que es inversamente proporcional con el sueño que uno tenga.
La cosa tenía que funcionar bien. El fantasma de Si algo puede salir mal, "maldrá sal", amedrenta a cualquiera. El meollo es que era un simple estudio ordenado por el médico, nada alarmante.
En principio, y para comenzar por anticipado con la jornada medicinal, "guess what?". No te podés dormir. Y aquí comienza la quemada historia que te incita a contar ovejas, números, chistes malos. Sin embargo nada sirve. Entonces, uno es más conciente que nunca, de que es en ese tipo de situaciones, en las que no sólo tu mente fabrica pensamientos respecto a tu día, sino también al día anterior, al día siguiente, comienza a formular hipótesis, teorías, planteos; Comienza a demostrarte que te falta sueño y te sobran pensamientos innecesarios (porque en estos casos, uno sabe que piensa muchísimo más, piensa todo lo que no puede pensar en vigilia total). Lo raro es cómo (y de manera estrafalaria), los pensamientos se entrelazan: comenzaste pensando en qué posibilidades hay de que el resultado de tu análisis sea regular, pasando por "qué será de la vida de Hermenegildo, el kiosquero que cerró y se mudó a San Nicolás", y llegás a sacar conjeturas respecto a si la chica de la perfumería va a la cama solar, o tiene ese colorsito naranja zanahoria de nacimiento, porque en verdad eso sí te quita el sueño.
Nuevamente, como círculo vicioso, tratás de hacer más ameno tu "No tengo sueño, madrugo y me la banco", mate mediante, puchos y música. Te distraés con los zumbidos de las moscas. Porque claro, es en estas situaciones, en las que uno siente que el universo se complota para que jamás duermas a lo largo de la fucking noche: La mosca caprichosa que te zumba en el oído; el perro siberiano del vecino que parece haber entrado en un ataque de ladrido excesivo para llamar la atención (agradecé que no es Caniche); esos pensamientos que tenés; y aparte, convengamos, uno encuentra, ridículamente, más cosas entretenidas, cuando en verdad lo único qe debe hacer es acostarse y cerrar los ojos. En el peor de los casos, está ese ser humano que (TOC por naturaleza), a mitad de la noche y sin una gota de sueño, se levanta simplemente para limpiar todas esas cosas que durante el día (o en otras circunstancias), parece no importarle que estén desordenadas o no tan pulcras. Entonces aquí nos sugerimos a nosotros mismos: "Ya fue... ¿Y si sigo de largo?". Ok, es una buena pregunta, claramente, porque son más horas las que han pasado desde que intentaste dormirte, que las que te quedan para salir de tu casa.
Pero no. Hay cierto consejo murphiano, que sostiene que la falta de sueño, es inversamente proporcional con tu alpedismo (bueno, OK lo tomamos como influencia, aunque esas no sean palabras del mismo). Es decir, olvidate de no dormir nada, o no duermas nada y esperá a salir de tu casa, para desmayarte arriba del chofer del coletivo. Finalmente te dormís. Dos horas. Pero agradecés que suceda, ya que pensaste que no iba a darse en toda la noche.
Eso no es todo. Ni medio. El análisis a realizar, era una pobre e indefensa ecografía, para la cual debías retener un litro y medio de agua, una hora antes. Una de las razones por la cual, uno necesita estar tranquilo y no hacer las cosas a tontas y locas.
BAD NEW: Recibís un llamado de la clínica, que te comunica (de la forma más tirana y autoritaria), que el horario de tu turno ha sido modificado. Y claro, aquí le daremos la derecha nuevamente al amigo Murphy: Las modificaciones en el horario establecido para llevar a cabo alguna actividad/ encuentro/etc, será siempre contraria a tu conveniencia horaria (más temprano- más tarde). En palabras textuales: "Cuanto más inofensiva parezca una modificación, más influencia tendrá, y más planos se tendrán que volver a dibujar". Siempre. Y sin excepciones. Y como era de esperarse, el turno ha sido ADELANTADO. Chau a tus planes de contar con tiempo suficiente a punto tal, de dar vueltas en la cama teniendo un orgasmo con esos inmortales "minutos más".
OK. no perdemos la calma (ni la bizarra botella de DOS litros de agua, que va a acompañarte en tu recorrido hasta la clínica). Porque no sólo es un hecho que estás llegando tarde, pese a tus (pésimos) planes, sino que, aparte, debés inyectarte agua mineral hasta en las fosas nasales, mientras hacés malabares en el tren- hora pico- el cual gentilmente con sus epiléticos movimientos, contribuye en gran medida con tu aparato urinario.
Y como era de esperarse, temés echar un vistazo a tu celular/ reloj, porque es claro que, de tu hora citada, han pasado ya, diez cálidos minutos. Y aún tenés veinte de viaje. Porque siguiendo la línea de develar realidades; cuando uno sabe de su impuntualidad, el simple hecho de mirar la hora, es sumamente paralizante, es nutriente del nerviosismo. Tenés un mensaje en tu celular. Lo sabés, porque acaba de sonar. Pero no lo levantás. Porque, esta curiosidad existencial que te compone, va a entrometerse con tu vista y obligarla a que de reojo, husmee impunemente la hora. Y sentís que el mundo se proyecta en cámara lenta. Aunque no sabés que, en verdad, "Ser puntual sólo significa equivocarse a tiempo".
Mirás por la ventanilla del tren, y, tras el pasadisíaco paisaje de containers y construcciones a medio hacer, sentís una profunda inspiración... Para vomitar. Hay ancianos merodeando por el vagón; hay mujeres (¿embarazadas o hinchaditas?), hay niños. Pero sentís que tenés una vegiga que ya no quiere seguir latiendo, y por primera vez en tu vida, te tomás la licencia de decirles con la mirada "NI loca te cedo el asiento". No podés leer, no podés escuchar música (tu reproductor, se ha quedado sin batería), el terreno ha sido preparado para que sólo aguardes (sabiendo que no hay tiempo para aguardar). Podríamos seguir sancionando leyes: La velocidad con la que maneje el conductor en un transporte público es INVERSÍSIMAMENTE proporcional a tu apuro para llegar a destino. Los pasajeros cruelmente, posan su mirada sobre vos, pero ya es tarde porque tenés que bajar.
Caminás y no sabés de qué forma, pero estás llegando. Tarde como siempre. Pero aún a tiempo.
Finalmente, realizás ese estudio. Y para tu sorpresa, no sólo acabás de terminar con tu burócrata actividad medicinal, sino también ya tenés los resultados. Y una última y feliz noticia: La boletería del tren está cerrada.


"Si una serie de cosas puede salir mal, lo hará en la peor secuencia posible"


Carol- Bord Y nada es tan malo... Que no pueda empeorar.

11.2.11

Ley murphiana - parte I

Esto es veneno puro. Queriendo narrar un relato cotidiano amigable, ironizando sobre las leyes de Murphy, (y cabe resaltar que dicho relato estaba siendo escrito directamente en el Blog para, acto seguido, subirlo, es decir, SIN guardar), los astros conspiran con mi módem y mi PC, se apaga mágicamente.

Una neo- ley: La probabilidad de perder un archivo que no hayas guardado en la PC, es directamente proporcional a tu conformidad con la información que éste poseía, y a las puteadas posteriores.

Carol- Bord


PERO YA CASI CASI LO HAGO SALIR, EH...

¿Cómo mierda explicarle a un niño qué es la política?

Estamos (bue, estoy) muy acostumbrados a frecuentar sin darnos cuenta la Empresa Lacuna Inc como en "Eterno Resplandor..." Y así, se nos borran tantísimas cosas, que ante relatos de anécdotas, experiencias, o simplemente recuerdos uno pasa por alto.
Me acabo de acordar, de un micro mini cuento narrado por una amiga, para cuya vida la política es una prolongación de su existencia. Que en su momento, y ante una placentera caminata hacia algún dique, me llamó la atención pitada tras pitada. Por real e irónico.

A modo de Guía para la educación, se plantea la pregunta de ¿Cómo mierda, explicarle a un niño qué es la política?:

- Papá, qué es la política?
-Hijo, imagínate nuestra casa. Yo represento al capitalismo porque soy el que trae el dinero a casa.

Tu madre es el gobierno porque administra el dinero. La criada es la clase obrera porque se ocupa de las tareas más pesadas. Tú eres el pueblo porque gozas de los beneficios del sistema. Y tu hermanito pequeño es el futuro del país. ¿Entiendes?

-No, papá, no lo entiendo.
-Bueno, no te procupes, ya lo entenderás cuando seas mayor.

Esa noche el niño es despertado por el llanto persistente de su hermanito. Va a verlo a la cuna y encuentra ue está cagado hasta la cintura y que alguien debería cambiarle los pañales. Va a la habitación de sus padres a pedir ayuda y ve que su padre no está, su madre duerme profundamente roncando panza arriba y no logra despertarla. Entonces decide acudir a la criada, entra en su cuarto y encuentro a su padre haciendo el amor con ella. Al día siguiente, el niño le dice al padre:

-Papá, anoche entendí que es la política.
-Ah, que bien! Bueno, qué es?

-Mientras el capitalismo se coge a la clase obrera, el gobierno duerme panza arriba sin importarle nada, al pueblo nadie le hace caso y el futuro está cagado.


That's the way it goes, and everybody knows.



Carol- Bord

7.2.11

Errática y tan Carito

Me devora la necesidad. Digamos, la necesidad de que ya no me necesites.
Anda a saber, pero es normal que existan momentos en que frases como "Nadie es imprescindible", cobren autonomía. No tan normal como cruel.
No me devora tu libertad, ni mi libertinaje.
Tan errática y Carito, como fui amiga y terca.
Y me estoy empeñando en creer (más que en Iglesias y Dioses), en que seamos y nada más. En que haber cruzado no sólo ese puente (¿de veras creés que YO lo destruyo?), sino también transformarnos en abrojos, y ser dos componentes de la misma sustancia, ya no se puede experimentar de nuevo. Por esa no necesidad de mí.
Por algo plantaste una semilla, y no sé cuán a menudo la regabas, pero a medida que se acrecienta mi amor por vos, también crece este "adorable puente entre las dos", en donde están haciendo un piquete, y la huelga parece ser de una princesa caprichosa y ciega que nos impide circular a la otra punta.
Me devoran las valijas que vos me armaste, la cama que tendiste, y que ahora pedís ya no desacomode.
Me devora estorbarte. Me devora faltar. Pero más me devora sentir que sobro.
Mi memoria es no tan selectiva como tu GPS para acompañante ante necesidades.
Eso también me devora.
Quizá, errática y Carito. Ponele. Pero ya no tan terca.
No te como, porque no tengo hambre de vos.
Tengo hambre de nosotras.
Tengo un nudo en la garganta a punto de salir en formato de puteada y llanto.
En formato de "Gracias por esa habilidad de dar vuelta las situaciones y salir airosa siempre".
En formato de "Siempre te necesito".

Carol- Bord Igual, el último párrafo no lo entendí... jijiji

5.2.11

voy a recordar lo que cantamos una vez.



Mambeado- Onda vaga

Que lindo es estar en la tierra
Despues de haber vivido el infierno
Que lindo es poder amarte y mirarte otra vez
Despues de estar tan enfermo
Que lindo corazon q estes aca y aca latiendo
Y me desenredes los ojos
Y si por ahi el miedo me viene a buscar de nuevo
Voy a recordar lo que cantamos una vez
Mirando el cielo
Cantale a la luna y al sol
Cantale a la estrella q te acompaño
Cantale a tus amigos con el corazon.
Cantale a la luna y al sol
Canta que es la tierra que canta en vos
Cantale a tus amigos con el corazon

Yo no se por que a veces me pierdo
Los ojos se me dan vuelta y me muero por dentro
Y me encierro otra vez y no puedo salir
No puedo ver lo lindo de cada momento
Es que a veces no me le animo al niño que llevo dentro
A veces pienso que estan mal algunas cosas que siento
Pero basta ya de eso hecha pa fuera bye bye bom
No tengo tiempo ahora de eso
Estoy en otra cancion,
se acabó.
Que lindo corazon que estas aca y aca latiendo
Y me desenredes los ojos
Y si por ahi el miedo me viene a buscar de nuevo
Voy a recordar lo que cantamos una vez
Mirando el cielo
Cantale a la luna y al sol
Cantale a la estrella q te acompaño
Cantale a tus amigos con el corazon.
Cantale a la luna y al sol
Canta que es la tierra que canta en vos
Cantale a tus amigos con el corazon

31.1.11

Los hermanos sean. Nada más.

Ahora no me digas que vos sabés qué necesito.
No me digas eso. Porque cuando te necesito a vos, nunca te enterás.
Ya no repitas que me conocés más que mi madre, ni yo te lo diré.
Porque cuando tengo tu radiografía, te convertís en Mr Hyde.
Ya no me recuerdes cuando nos reíamos porque sí, porque era otra cosa por compartir, porque era tan ameno como ver salir el sol del mar.
Y no lo hagas, porque me recuerda al mismo tiempo, lo que trabajaba para verte reir.
Ya no te rías en mi cara, no me escupas lo que fuimos, no me rompas más las bolas.
Porque la distancia que nos separa, es debido a la patada que me diste cuando ya no me necesitabas.

Gracias por tan poco, y perdón por tanto.

Atte. la que alguna vez fue la uña de tu carne... O "tu sol".

Dime con quién fumas, y te diré con cuánta plata te despiertas

“No nos puede estar pasando esto a nosotras… No porque NO pueda sucedernos. No podemos tener tanta mala leche encima…”

DIME CON QUIÉN FUMAS Y TE DIRÉ CON CUÁNTA PLATA TE DESPIERTAS:

La noche pintaba, claramente, los mejores colores con una luna que conspiraba; la Costa Atlántica Argentina; cinco chicas en una noche de sus vacaciones (y cuando digo “chicas”, me refiero al estado más prematuro, verde e inmaduro que la palabra “chicas” remite). Decía, cinco eternas adolescentes, se encontraban en sus merecidas vacaciones por su jovialidad. Dos de ellas, con una mano se fijaban a vasos y copas llenas, y con la otra mano, saludaban de despedida a esa ciudad “Feliz”, la cual las vería partir en un día a sus respectivas zonas oriundas.
A modo de festejo ante el injusto veredicto del destino, para obligarlas a regresar a sus hogares, se encontraban entre copas y parlantes.
El relato meticuloso de lo que resultó el total de la noche, por algunas cuestiones, la narradora las obviará.
Cuando hubo culminado el horario en que permanecía abierto aquel bar de mala muerte que frecuentaban, salieron hacia la calle, estas cinco jóvenes en ronda, al canto efusivo de alguna canción que se baila en bolichongos y se escucha con güiros. La calle, desde luego, era un desfile de adolescentes prontos a recibir un transplante de hígado, y algunos otros que hubieren necesitado transplante también, pero de axones y dendritas.
Tres de estas jovencitas, son las que parten primeramente hacia su sitio de hospedaje.
Las dos restantes (aquellas que en 24 hs. Se irían de la ciudad a sus casas), permanecieron vagando, derrapando sin el mínimo reparo. Vaya uno a saber por qué. Pero permanecieron. Vaya uno a saber haciendo qué. Pero perm… (OK, no lo voy a repetir para fingir ser más poética), simplemente se les antojó quedarse para poner a prueba a su estupidez crónica, para comprobar si podría llegar más lejos que un caballo de carrera. Y se quedaron haciendo nada, por aquellas calles, transitadas hasta el hastío.
Una de ellas dos -llamémosle momentáneamente “Roberto” (UPS, ese nombre no es de mujer). Mejor llamémosle “Boluda” (no, no… Ese no suena tan bien). Mejor, que sea Joaquina.
Bien. Joaquina, que aparentaba hablar más de lo que pensaba, pero en verdad pensaba más rápido que lo que hablaba (al menos hasta ESE momento), emprendió viaje hacia alguna de las calles principales, cuando la interceptó un joven aparentemente amable y cortés. La otra muchacha (llamémosle Josefa), deambulaba sin rumbo ni motivo (lo más llamativo del asunto es el “sin- motivo” que tenían aquellas dos alienígenas para prolongar esa noche de borrachera).
El joven tan extrañamente amable, se interpone (aunque sin apuntar con pistola en la sien), a Joaquina, sin presentarse pero manifestando poseer hierbas ilegales:
-“No sabés todo lo que tengo para fumar”- expresa el susodicho generoso. Acto seguido le enseña una bolsa cuyo contenido era (claramente) marihuana.
-“¡Uhhh, es genial! ¡Boluuudo!”- contesta Joaquina, a quien el alcohol parecía, haberle hurtado las palabras y la modulación- ¡Fumemos!
Me gustaría tomarme una licencia como narradora, y explicar que el relato de los hechos, no está siendo resumido. En simples palabras, los hechos (asombrosamente) ocurrieron tal cual aquí se expresan.
Al pronunciar estas palabras, no hubo más que hablar del tema y ambos dos, se dirigieron al Kiosco más cercano a comprar papelillos para llevar a cabo el acto de consumo indebido de esta sustancia (indebido no por el consumo en sí, sino por la persona que lo llevaría a cabo y por la persona con que lo llevaría a cabo).
Este ser generoso, que nunca se había presentado, le advirtió a Joaquina que no tenía ánimo de fumar en ese momento:
-“Es que vengo de muchas noches de fiestas. Fiestas electrónicas, ¿viste? Estoy re duro todos los días.”
-“Ah, OK. Pero qué raro esta amabilidad tuya… Nadie regala marihuana… ¿Por qué sos tan bueno?”- Preguntó la muchacha con sus últimas cuotas de ingenuidad rozando la boludez.
-“Soy así de bueno. ¿Qué querés que haga?”- Contestó él, con esos aires de superioridad, que sólo los idiotas, los “banana split” tienen.
La chica llama a su amiga con gritos, en medio de la calle. La invita a fumar de esos inocentes cigarrillos con ella:
-“¡¡Vení, Josefa!! ¡¡Vení a fumar acá!!”
-“¡Dale! Ahí voy”- contestó la restante empedernida, al borde del coma... dos puntos... signo de admiración alcohólico. Y fue.
Fumaron aquellas dos jóvenes con ese extraño (que de hermoso, tenía sólo esa bolsa de hachís), y al intentar entrar por alguna puerta/ ventana al mundo real, comenzaron a caminar hacia la parada del colectivo que las llevaría de regreso a su lugar de hospedaje.
-“Ups… ¡Pará boluda!”- expresó Josefa- “¡Boluda… Perdí la billetera!”.
-“Dale, che. No puede ser”- Contestó aquella otra sin entrar en razones de que allí adentro, se encontraban los documentos de ambas, las tarjetas de crédito y débito, carnet de obra social, dinero, y tantos otros etcéteras que de sólo recordarlos, se me llenan las cuerdas vocales de puteadas-.
Josefa, comenzó desesperada a correr hacia el bar de donde habían salido. Pero, como era, sino obvio, lógico, nadie dio respuestas allí. Y mientras aquel mambo subía en ascensor junto con la indignación y los lamentos, la calma renga subía por escaleras rotas.
Los siguientes episodios se resumen en: Joaquina la sigue hasta el bar corriendo (O intentando rogarle a sus pulmones que hagan el esfuerzo). El infeliz que les dio marihuana, le sugiere a Joaquina que se quede con él. Joaquina se rehúsa. Joaquina llega al bar, y un muchacho gentil, le dice que la conoce, que es amigo de su primo y que está demasiado baqueteada. Intenta ayudarlas, ofreciendo su celular, para que Josefa se comunique y cancele sus tarjetas. Hablan con policías aparentemente (mate mediante, risas y caramelos) en servicio, los cuales se desentienden del asunto y las ignoran. Se suben a un taxi y se dirigen a la comisaría para formular la denuncia. El reloj marca las 8 a.m, y el taxista marca $10.
-“¿Tenés para pagarle?”- Pregunta Josefa llorando.
-“Seee”- Contesta la otra, habiendo querido decir “SÍ”.
Josefa desciende del vehículo y presurosamente ingresa en la Comisaría.
Joaquina busca en su cartera, la billetera para abonarle a aquel conductor.
Joaquina no encuentra su billetera.
Joaquina se da cuenta que de algún modo la extravió.
Joaquina se da cuenta, cada vez con más desesperación, que lo más probable es que la haya perdido de un modo similar al de su amiga.
Joaquina comprende al cabo de eternos minutos, que en un descuido, este buen muchacho que obsequiaba cannabis, la abrazó durante dos segundos.
Joaquina hace más memoria, y recuerda alguna mano de ese chico introducida en su cartera durante ese fatídico abrazo.
Joaquina trata de exprimir ese cerebro de mosca que poseía, y recuerda que en el camino a la parada del colectivo, luego de el abrazo a ella, éste forro que las drogó, también le da un efímero abrazo a Josefa.
Joaquina ata cabos, pero jamás pone patos en fila, y comprende que conoció a un hijo de re mil puta que le convidó marihuana a ella y a su amiga, y en un descuido (propio de dos adolescentes con problemas mentales), les robó sus billeteras de la forma más estratega e indignante.
-“Ay, ay, ay. ¡Ahora entiendo todo! ¡Ahora entiendo todo! ¡Ahora entiendo todo! ¡Nos la hizo re bien este hijo de re mil puta, puta mal parida! ¡Nos robó a las dos!”- le manifestó llorando a moco tendido Joaquina, al taxista, que hacía minutos aguardaba a que alguien le abonara el viaje.

-“Perdón nena. Pero, ¿Quién me paga?”.


Moraleja: Mejor fumar habanos de chocolate, que salen más baratos y no te quitan la capacidad de reacción, razonamiento y sentido común.


Carol- Bord

y nadie mejor que yo, sabe lo que yo necesito

“They Tried to make go to rehab, and i said no! no! no! Yes, i've been black, bue when i come back you'll know, know, know…”

Es curioso cómo lo demás, se aferran a aquel impune acto demostrativo de afecto (y acaso más trillado que los besos de escena final de película yanqui), utilizando frases que particularmente siempre me chocaron como dardos. Frases del estilo “Es por tu bien”, “Es que quiero lo mejor para vos”, “Te quiero ver bien”.
Mi bien (y sepan, por favor, perdonar aquellos aficionados a la susceptibilidad), no creo que lo venda un farmacéutico, ni menos lo recete un médico, ni siquiera que lo fíe el almacenero.
Parece raro esto que intento plasmar, pero en un mundo donde se pelea por ser Teresa de Calcuta… Donde abunda el amor al otro, y donde reina la generosidad, cada día me convenzo más de que esta geografía que tengo bordeándome desde los pies, hasta la última gota de tintura de mi pelo, no es conocida mejor, por otra persona que no sea yo.
Lo sé. Hablo mucho en primera persona. Simplemente porque me encanta. Porque puedo revivir a Albert Einstein y preguntarle si acaso sabe más de la Teoría de la Relatividad que de su persona… A Da Vinci, para que elija entre narrar vida y obra de la Gioconda o del propio Leonardo. Y no me creo genio. Tampoco Woody Allen se cree genio. Creo que estoy desvariando un poco. Estaba hablando acerca de esa insistencia humana incansable hasta las ojeras, por querer solucionar problemas ajenos. ¿Escucharon alguna vez esa frase que señala, que si no se es parte de la solución, se es parte del problema?
Muy bien. Las soluciones que yo conozco no tienen nombre ni apellido. Saquen, pues, sus conclusiones.
Ni la madre primeriza (estresada por tan pocas horas de sueño y tanto sueño de tener algunas horas más), acelerada tras el llanto de ese niño que parió, es conciente (pese a sus eternos presentimientos pocas veces errado), de la causa de esos chillidos molestos. Entonces, y como es de esperarse, se escuda tras el “nadie mejor que yo lo conoce”, y comienza a fabricar conjeturas: “tiene sueño, hambre, calor, frío, miedo, fobia, pánico al mundo, curiosidad por saber si el hombre alguna vez pisó la luna, interés por conocer la reproducción del bicho bolita”, y tantísimas otras pelotudeces. Y a través de eso, acciona: le canta el Arrorró, lo alimenta con manzana pisada, lo abriga, o le habla con esa vocecita al filo de la dulzura/ desquicio que nunca antes tuvo.
No hay escena más dulce que la recientemente planteada.
Pero el bebé ya no es bebé. Y llora porque… Vaya uno a saber por qué demonios llora. Si ni él lo sabe. Y puede que no haya pedido ayuda. Por ende, “no puedes salvar a nadie que no pueda ser salvado” (o que no quiera), o que creas, necesita salvación, y en verdad lo único que necesita es que lo dejen abrir la puta puerta para respirar algo de aire. Necesita sólo que lo ayuden a reparar esa rotura de paciencia, ocasionada por quien pretende ahora “salvarlo”. Como el que pide a gritos “Si es necesario, rompeme el corazón, pero no me rompas las pelotas”.
Las cosas a veces no se entienden. Soy un ser humano observador por naturaleza, pero paralelamente, soy alguien a quien la información aprendida se le esfuma de los sesos, en un lapso de tiempo llamativamente corto. Pero no dejo de observar.
Me dijeron que, por algo será, esto de tener dos ojos y dos orejas. Y una sóla boca. No sé por qué me lo habrán resaltado toda mi vida. Si apenas hablo lo necesario y de temas concretos y puntuales. Como aquella vez, donde descubrí que, lejos de asombrarme por la verborragia de alguien que me presentaron diciendo: “¡Éste, que vas a conocer, es tu clon!”, me pareció completamente vergonzante aquella semejanza que nos habían hallado. Motivo por el cual permanecí callada. Y me replanteé si acaso de esa forma tan patética, me vería el resto de la humanidad.
Como decía. Siempre fui una persona reservada, al punto de sólo tocar temas concretos y necesarios. Cierto. Había comenzado mi relato hablando acerca de aquellos que pregonan constantemente querer el bien del otro. Y no hay frase más utilizada por ese prototipo de persona, que: “Si no lo hacés por vos, hacelo por mí”. La explicación de esta frase, tiene su desembocadura en algo sencillo: Mediante estas palabras, y de esa forma, le dejan entrever a uno, que no importa el medio por el cual se lleve a cabo la acción deseada por el otro sujeto (por el que se disfraza de Mesías), sino la concreción lisa y llana de lo que ese otro, pretende.
Desterremos un mito: Es la frase más egoísta que alguna vez escuché. De hecho, (y esto, es muy privado), yo también la utilicé en varias ocasiones. Pero no nos importa hacer autocríticas, sino focalizarnos en esos actos de egoísmo que creemos, son demostraciones de afecto. O quizá sí lo sean.
Quizá, en realidad, sigo en una Casa de Muñecas, en la cual me siento muy cómoda. Y no pretendo salir. Y digo que no, que no, que no.
Y digo que nadie mejor que yo, sabe lo que yo necesito.

y vos... ¿Vos la tenés así de clara también?

Carol- Bord