Escribiéndome... para romper violines

27.2.11

SubliMax

Hay que cederle paso a la sublimación.
Hay que dejarla andar, porque sentada se atrofia. Le brota una tremenda apoplejía; los labios, se le paralizan; su carne le dirá a los huesos que ya están grandes para abrigarse sólos; el olfato y el gusto ya no le permitirán distinguir un vino rancio de uno añejo. La vista, la abandonará de por vida, impidiéndole divisar si se acerca el tren de la alegría o el tren fantasma: El oído le hará digerir del mismo modo un plato con distorsión, a uno con bandoneón; pero el tacto, presentará formalmente su renuncia y no gozará de indemnización.
Hay que otorgarle un andador a la sublimación.
Porque aunque diga que no se atreve, va a necesitar dibujar toneladas de pan, cuando esté falta de hambre; el Mar Ártico cuando chorree ansia de hidratarse, va a necesitar dibujar manos blandas y brazos, cuando esté desnutrida de amor, y un pene, por si su deseo también fuese de sexo. Y por si no queda del todo explícito, por si generase cierta desconfianza o confusión, y por si se comparte el sentimiento y se precisa una reflexión final para no creer que estas líneas carecen de sentido alguno, hay que darle, pues, lugar a la transformación. A la transformación de mierda en desecho; del desecho en reciclaje; del reciclaje en salvataje; del salvataje en obra de arte.
Por simples matemáticas, por las leyes de reiteración y cancelación, y a modo de simplificar los factores sublimados, hay que transformar la mierda en arte.
Porque la acumulación de materia fecal en el organismo, provoca cientos de desórdenes de todo tipo. Empezando por la boludez aguda.

Hay que darle paso a la sublimación...

Carol- Bord Se consigue en píldoras, perlas y comprimidos.

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