Escribiéndome... para romper violines

25.2.11

What it feels like for a girl?

"...Las chicas pueden usar jean, dejar su pelo corto, usar remeras y botas. Porque está bien ser hombre. Pero para ellos, lucir como una chica es degradante, porque creen que SER una chica es degradante. Pero en el fondo, les encantaría saber qué se siente, ¿no?... Qué se siente ser una chica..."

Sin caer en los clichés, a los que acuden filósofos contemporáneos de la talla de Ricky Arjona (respetado por su kilometraje de patologías femeninas improvisadas). Porque, claro, uno trata de mantener cierto nivel, (el cual será dificultoso de mantener si nunca se ha alcanzado antes), pero, para estos tipos, resulta común contarte en dos estrofas y con tres notas musicales (las cuales fueron gestadas para que, tras el pavor menopáusico, "ellas" las tarareen mientras pasan el trapo por el piso un Sábado a las 10 a.m, y cabe destacar que las TARAREAN porque prefieren no saber la real letra), decía, es común para esos seudo artistas -ovasionados siempre, claro- cantarle a tus detalles.
Cantarle a tu menstruación, a tu histeria aguda crónica, a tus cambios hormonales, a tus malformaciones / desviaciones / asquerosidades físicas (las cuales después van a ser maquilladas con metáforas tan pelotudas como "Esos algodonsitos que me acarician cada mañana", en alusión a la celulitis con la que lidiás, que al parecer, cuanto más esfuerzo pongas en deshacerte de ella, se reproducirá como conejo), a tus calores repentinos propios de una edad avanzada, a tu amada promiscuidad, etcétera.
Para ellos, es normal, común y por si fuere poco, es lo que, a posteriori, les llevará un plato de comida a su mesa (a ellos, y a su musa adiposa de turno). Sí, entendelo. Vos estás alimentando al forro que te canta con ojos cerrados y una fusión de tono sexy/excretor (luego de un tsunami temporal, que se ha llevado los restos de su lozanía). Hace música sobre vos, escribe sobre las cosas que, presupone, vos sentís, y dramatiza la letra de forma tan natural que acabás creyendo que realmente es "una más" de nosotras, pero a la vez, encontrás cierto dejo de sensualidad en su persona-je- que claramente, es síntoma de que tu marido ya no te mueve ni el control remoto, de lugar. Entonces, no hacés más que consumir este producto que está más cerca de denigrarte que de satisfacerte. Y lo hacés, en parte, porque bueno, no podés sacar rarezas sonoras de la galera, cuando se ponen a hablar de música con las demás madres de los compañeritos de tu hijo.
Ya dándole fin a mi hermoso divague, me encantaría destacar algunas cosas.

Una anécdota, resumida aclaro, me recuerda a un muchachito (aficionado al arte futbolístico), que en una cita (la segunda, y en la cual hasta ese momento, todo marchaba bien), muy serio me manifiesta:

- "Lo que sé, es que las minas son el origen de los problemas universales del hombre; por una mina se separa Grecia, se separa la banda más grande de todos los tiempos, se separa..."

Tus neuronas se separaron, para darle paso a la formación de pequeños bolos alimenticios de quien ha acabado de ingerir vía oral un tridimensional órgano viril, pedazo de puto. Empezando por tu madre, empezando por ella, se ocasiona el problema universal del que hablás, y terminando por vos.


Según palabras de un pibe que se llamaba Sigmund, éramos seres inocentes hasta los cuatro años de edad, pero aún, confiábamos ciegamente en que el Creador Universal (bah, de ahí mismo lo de "ciegamente"), nos haría entrega de aquellos centímetros que nos faltaban para alcanzar la medida fálica a la que aspirábamos. Claro, que esos centímetros nunca llegaron. Y con este estancamiento, lo que sí llegaría, sería un torturante complejo de inferioridad, bisagra directa al machismo.
Es curioso, porque tengo el recuerdo fresco, de ese sentimiento. Esa sensación de "¿Y ahora? ¿Cómo sigue todo esto?". Pero a diferencia de las sabias palabras de dicho maestro, quien fue más padre del consumismo que del psicoanálisis, YO NO QUERÍA SABER NADA DE CRECIMIENTO CLITORIANO. Temía. Lo recuerdo. Temía. Sólo quería crecimiento de cabello, y de, algunas otras partes que aún sigo aguardando. Sufrí. Y puedo asegurar que intrincada como debe ser, nací en el envase correcto.
De todos modos, se le agradece al mencionado jugador de fútbol (que aprendió a decir correctamente el enunciado "Y FUE UN PARTIDO DURO, VISTE. GRACIA' A VO'") y al neurólogo austríaco por sus respectivos aportes. Y por tratar ya tan temprano, dilemas de histeria. Pero, nosotras en verdad, nosotras estamos bien. Nosotras somos las etéreas, las raras, las locas, las histéricas, las putas, las ciclotímicas, las menopáusicas, las sensibles, las complejas. Sí. Somos nosotras. Pero eso es lo que cada una ha elejido ser... EL QUE NECESITA TERAPIA, ES EL BOLUDO DE ARJONA, TODO SU SÉQUITO, Y TODAS SUS RÉPLICAS, PORQUE LLEVA MÁS DE 20 AÑOS SIN PODER ENTENDERNOS, Y AL IGUAL QUE TODOS LOS DEMÁS, NO LO PODRÁ HACER JAMÁS. NI VIENDO TODAS LAS PUBLICIDADES DE CAREFREE ULTRA FINAS, NI SACANDO CONJETURAS SOBRE POR QUÉ A LAS MINAS TAMBIÉN LES GUSTA TANTO EL SEXO, NI DE POR QUÉ VAN JUNTAS AL BAÑO, O SOBRE QUÉ LLEVAN EN LA CARTERA. Y BLA BLA BLA.
Ustedes deben psicoanalizarse, porque además de tener algún mambito propio, también tienen esa duda existencial, que los mata, esa duda de ¿Qué se siente ser mujer?.


p.d: No es "Lo mismo, pero con 10 cm menos".


Carol- Bord women is losers!

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