Una sabia amiga, consejera y confidente, se encuentra en una dicotomía importante. Algo que a las mujeres no les sucede a menudo en absoluto, y que es extremadamente fácil de resolver: sufrir o no por amor. Ilusa de mí.
Yo le digo (convicción estoica mediante), lo que ninguna es capaz de decir, porque todas saben que en esos casos, hablar es más fácil que hacer: "Vos tenés que agarrar y decirle... bla bla bla" .Ilusa de mí.
La cuestión, lejos de ser o no ser que ya nos está importando tres carajos, es básicamente seguir llorando porque se extrañan esos momentos en que una lloraba pero con la persona que le provoca el llanto adentro de su cama, o bien dejar de llorar porque se auto indigna del poco amor propio, por recordar esos momentos en que lloraba por estar con él y estar sin él. Por lo pronto, y desde mi ángulo pasivo en la tribuna, la jugadora que está en la cancha y aparenta ser mi amiga, sigue tirada en el piso por la lesión que le provocó ese jugador del equipo contrario, que aparenta ser mi próximo enemigo (y probablemente lo espere a la salida para escupirlo). Yo le grito efusiva que se levante, que continúe, que la pelota sigue rodando por el césped y cuenta con un equipo que la va a ayudar a ser esa goleadora que alguna vez fue. Y mi jugadora, sigue tumbada en el campo, rindiéndose ante los espectadores, ante los hinchas de su equipo y ante el tan imparcial referí, que cobra las faltas que le vienen en gana. Ella piensa, lo sé, que la única manera existente de que regrese en sí y vuelva a tocar la pelota, sería que el sucio jugador que la atacó, le extienda su brazo; le de su mano; la ayude a levantarse y le pida disculpas.
Pero mi amiga no entiende que en este juego, los goles los cometen los valientes que se animen; y NO los pacientes en su nube retrospectiva. La única manera de mirar atrás es con REPLAY, pero esto es en vivo y en directo.
No entiende que ya nadie le interesa quién realmente lesionó a quien; a quien le quedan secuelas; o si el golpe recibido fue intencionado o no. El partido siguió durante todo el tiempo que ella se lamentaba no haber previsto a tiempo ese ataque del cruel adversario, que aparentaba ser un simple jugador más del equipo contrario.
Mi amiga no entiende que en este juego, no ganan los reflexivos, sino quienes le pasan por alto a la reflexión para poder continuar su jugada sin dolor por la competencia.
Mi amiga no entiende que en este juego, o se sale airoso de una falta no cobrada, y se remata con alteza, o se muere uno en medio del entretiempo y nadie se dará cuenta...
Y es por eso, que digo, que la claridad con la que veo los hechos, es simplemente debido a que, soy yo la que mira y no participa...
Carol-Bord "Si no puedes ser fuerte, y sin embargo no puedes ser débil, eso resultará en tu derrota" (El arte de la guerra - Sun Tzu)
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