Escribiéndome... para romper violines

20.11.12

Suricane sin sospechas

Ni bajo sospecha.
Ni bajo sospecha está mi gratitud, mis ya olvidadas necesidades del calor que hoy te hacen reverencia, ni bajo sospecha estoy yo en mi condición abusiva, mi falta.
Porque jamás en la vida me topé con persona alguna como vos, capaz de reflejar la calma misma en sus ojos invitándome a conocerla, capaz de remitirme a la transparencia y al necesario conflicto antecesor de tu placentero desplome, que ya es aliado de mi deleite conciliador, nadie encontré con tu misma voz en simultáneo con todo cuanto ella misma expresa; nadie con tu cuerpo y tu postura imponente, en sintonía con la noción de grandeza y humildad; roto el molde hace treinta y cuatro años oficialmente, no hay ente ni materia biótica con esa luz que te pertenece sólo a vos, y su encantamiento a mí, nutrida de autenticidad y capacidades infinitas.
Porque agradezco cada día la fortuna de escucharte, esa fortuna que me adopta como hija bienaventurada, como hija agraciada, como hija de la buena suerte.
Porque dudo regresar a aquellos lugares que me veían irrumpir, excéntrica y carente de sensaciones (para ese entonces "triviales"), que hoy son el pan de cada día para mi mundo tangible y espiritual. Porque sos el pan de cada día con una pizca de agua para nada bendita... Más bien, agua vital.
Porque nunca nadie me entregó llaves por doquier, y viceversa, para cada cerradura machacada, para su correspondiente cerradura.
Porque jamás escuché que alguien relatara esas cosas que hoy estoy sintiendo, y porque dudo que alguien me tenga bajo sospecha... A mí y a mis ideas locas, retorcidas; a mi mundo compartido...

Dudo que alguien me tenga bajo sospecha,
de ser
la mujer del siglo,
que inventó la receta para la felicidad:
Vos.

Carol-Bord

No podrías asomar tu hocico, bajo el intento malogrado de hallar mi potencia de sangre, bombeando en nuestra intimidad.

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