Escribiéndome... para romper violines
13.12.13
En repudio al olvido... Y a la muerte...
"Vas a putear al mundo enterero", dicen los que saben. "Vas a tener mucha bronca"; "Vas a preguntarte '¿por qué a mí?'"; "Vas a llorar hasta quedar inconsciente, tirada en algún recoveco de tu casa, olvidando incluso el motivo de tu llanto".
Todos pronósticos un poco al margen de los sentimientos encontrados que me llueven y atormentan.
Voy a la cama y no tengo sueño. Voy al escritorio y no me dan ganas de estar sentada. Pienso en escribir y no me sale una puta palabra. Barajo la chance de salir a dar una vuelta, respirar el aire que (creo) quizá, vos estés respirando... Pero no tengo fuerzas.
Me miro al espejo y te veo alejado. Puteo al mundo entero. Siento tanta bronca que no me entra en el cuerpo. Me pregunto "por qué a mí?". Lloro pero nunca olvido por qué lloro.
Miro a un par de viejos devenidos en facistas con olor a rancio y aires de grandeza y me indigo: "Ellos están vivos... La puta que los parió..."
Quizá este tiempo me sirva para meterme en el orto las pruebas de la vida, quizá duela más cada día, quizá nunca te me vayas del cúmulo de impoibles que tengo en el podio del "Nunca jamás", quizá te lleve hasta mis próximas tres o cuatro mil vidas en las entrañas como bandera, quizá te necesite más cada minuto, quizá cada minuto sea interminable, quizá me den culpa los restantes latidos de mi corazón, quizá nunca le encuentre sentido a esta pesadilla, quizá seas la leyenda "LLEGADA" de cada punto de partida, de cada maratón que no voy a poder concluir, quizá estés cerca cada vez que te recuerde y quizá cada vez que te recuerde me ayudes a sobrevivir como recuerdo inmortal, quizá el antídoto sea la risa constante, nunca evasora, fiel a tu estilo; me caigo por vos y me levantás vos.
Te amo, pa.
Carol-Bord... "Nos volveremos a ver... Porque siempre hay un regreso. Por eso, contá con eso, pongo mis manos en el fuego por vos..."
30.11.13
Carol-Bord / Cover-Blog
Kitty, Daisy & Lewis
"Will I Ever"
I wake up every morning all alone
Looking at those shadows above me
I tried to wonder what went wrong
Thought the love we had was strong
Will I ever get you back again
I've got nothing left to gain
Will I ever feel the same
All the love I had has turned into pain
They got happy for a while
But I can't keep this smile
Will I ever get you back again
I tried to picture your face in my mind
And imagine that you were with me
But then we fade away
My brown eyes turned into grey
Will I ever get you back again
I've got nothing left to gain
Will I ever feel the same
All the love I had has turned into pain
They got happy for a while
But I can't keep this smile
Will I ever get you back again
Conversations about nothing
Talking about the dreams that we had
Oh, send me back to them old days
When my heart had a place
Will I ever get you back again
I've got nothing left to gain
Will I ever feel the same
All the love I had has turned into pain
They got happy for a while
But I can't keep this smile
Will I ever get you back again
Carol-Bord... Happy not just for a while
15.11.13
El arte de dar excusas... Divino tesoro
"La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano."
(Friedrich Nietzsche)
(Friedrich Nietzsche)
CAPÍTULO I
"La excusa: Esa aliada de las rupturas amorosas"
"Nada en una relación termina bien, de otro modo no terminaría..."
(Daniel, Phykozero)
La mentira "salvataje" o manotazo -más improvisado que el maquillaje de Lady Gaga- de ahogado: Decir frases terminales o enunciados de ruptura sentimental EN VOZ ALTA y en lo posible frente a la persona quien se pretende acuse recibo.
Hola, María. Te escribo este mensaje porque no sé de vos desde hace dos semanas cuando me dijiste que volvías en un rato y te llevabas de paso mi auto. Te escribo porque te dejé llamados en tu contestador, en tu celular, en tu oficina. ¿Te pasó algo? Me tenés preocupado. En caso de que te haya pasado algo por favor decime. Y si no te pasó nada, sabés que tengo ganas de verte. Te extraño. Te quiero. Te mando besito.
-¿Podés creer el mail que me mandó el tipo de Bernal? O sea, flaco, si no te atiendo el teléfono, ¡por algo será! ¿Coincidís, Michelle?
-Bueno, digamos que coincido con él, básicamente. ¡Sos una cara rota! Ojo, que yo soy medio como vos, y medio como él también... Pero sólo cuando me obsesiono como las últimas veces... Pero no podés desaparecer del mapa sin decirle ni una excusa... ¡Es una cuestión de dignidad! Mínimamente aclarale que no volviste en un ratito porque... ¡No sé! De eso te encargarás vos. Las muertes de tías, tíos, etcétera, son imbatibles. Pero hacelo como para no quedar como un piojo de peluca.
-Primero, ¿qué carajo hace "piojo de peluca" en la frase y qué quiere decir?
-Nada, piojo de peluca... Como una muerta de hambre...
-Ah... Segundo, ¿qué excusa es la que a la vista objetiva suene verosímil y al mismo tiempo a la vista del futuro damnificado se digiera como posible e improbable pero real, y paralelamente para mi vista y la de mi pequeño orgullo sea accesible de internalizar, recordar y transmitir sin sentirme una auténtica pelotuda?
-Estás jodida. Suena medio obse el tipo. Por lo que sé, te creería a vos incluso si le dijeses que se sancionó una Ley de Libre Sexualidad en Vía Pública y Frente a una Iglesia. Mandale el verso de la muerte, o de última decile que estuviste internada, te pisó un auto... ¡Ahh, pero vos tenés su auto! Estás más jodida que nunca. Si yo fuese él, me meto el sentimentalismo en el orto y me traigo el auto de los pelos.
-Te agradezco por tu contribución de una presunta acción tuya en caso que "vos seas él", me encanta saber lo que pensás cuando no te lo pregunto ni me importa. Ahora, es medio naboleti, me dice "En caso de que te haya pasado algo por favor avisame"... ¿Avisame? ¡Esto me supera! ¿Pretende que, si me pisó un tren, descienda para hacérselo saber?
Hola, estoy bien. Gracias por preocuparte.
Perdón la demora, me robaron tu auto y me golpearon... Estuve grave.
Estoy atravesando un momento terminante para mí, ¿vistes?
Estoy en una etapa de cambio, de reflexión.
Estoy leyendo a Claudio María Dominguez y escuchando a Ari Paluch... Me leí "El secreto", "Retorno al origen" (de Oyo) y "Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus" (o algo así)...
Estoy en un momento de mi vida en el que necesito reencontrarme conmigo misma, ¿entendés? Tengo que pensar qué quiero para mi vida y todas esas cosas que le siguen comúnmente al "necesito un tiempo conmigo misma", pero me parece innecesario agregarlo, ya que te lo podrás imaginar vos mismo, o preguntarle a algún amigo... Ni da escribirlo... Vos entendés, ¿me entendés?
Agradezco lo atento que fuistes y anhelo poder redescubrirnos en algún futuro incierto que la vida nos depare como destino...
Perdón de nuevo, no sos vos...
Y gracias por ser tan comprensivo y generoso.
Ojalá te encuentres bien.
P.d: Me olvidaba... SOY YO...
Las excusas preponderantes de quien deja son una suerte de trago del más vomitivo bebible, en el que viaja la amargura por el esófago del dejado, y por el cual convenimos en la primera hipótesis: El que deja se la lleva de arriba con cierta conducta narcótica: Te seduce, te provoca adicción, te prepara el trago venenoso, te lo ofrece, y NO CONFORME CON ESO, te obliga a beberlo hasta la última gota sin siquiera degustar su propia pócima; dejándote un asqueo a la vida misma y una tremenda cirrosis de yapa... Pero siempre bajo la advertencia de que "no sos vos"...
Carol-Bord... Las excusas son derecho y deber (al menos a veces...)
10.8.13
Dictado
Nota mental: Debo dejar de homenajear a la política y todo cuanto esta abarque al momento de escribir, hacer radio, hacer chistes, comer, tomar un baño, respirar, padecer manifestaciones de mi inconsciente y manifestaciones de lo inconsciente que resulto en ocasiones.
Carol-Bord... Nada, eso. "Demasiado politizada..." (Señora M.L)
Carol-Bord... Nada, eso. "Demasiado politizada..." (Señora M.L)
22.7.13
Etimología de la tarjeta
Cierto verano, cuando tenía 16 años, sucedió algo que sólo un
día como hoy, a mis 22 años, cobra peso y me marca a fuego de por vida. En un
embotellamiento hormonal, luchando contra los terribles problemas a los que
sólo un ya jubilado púber conoce de cerca; entiéndase aquellos legendarios
profesores por los que todos alguna vez, hemos jurado sentirnos amenazados y
desaprobados injustamente.
Sí, yo me dormía en clase, y era un desastre con
apellido, me agarraba a piñas, y ese año fue en el cual repetí 1º polimodal,
pero la verdad es que siempre fui una nerd disfrazada de rebeldía en estado de
éxtasis. Era todo eso que hoy deseo no ser.
Lo asombroso es que resulté ser una
adolescente con ciertos problemas de conducta, que una noche de
verano, en un lugar alejado de la ciudad; rodeada de olor a playa y
arena-sol-mar, yo, digamos; mi persona, (oriunda incluso de una familia disfuncional,
de esas que están en extinción) decidí hacerme un chiste a mí misma y a todo mi
Ku Klux Klan en contra del enamoramiento, y le compré a un vendedor ambulante
una tarjeta color rosa con una abertura que exhibía el dibujo de un hombre y
una mujer bailando tango, y al abrir la tarjeta había una leyenda que toda mi
vida me ha puesto la piel de gallina: “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo
que andábamos para encontrarnos” (J.C)
La compré. Jamás me atreví a verbalizarlo, y es probable que
por eso, ahora tampoco lo hago (porque escribirlo es menos corajudo), pero lo
escribo.
La compré. Mi charla interna fue: “Conservala, es hermosa,
nadie se va a enterar… Y jamás la manches: Obsequiásela al amor que hayas
buscado inconscientemente, por quien aguardabas bajo la tranquilidad de quien
acaba de nacer y fue separado de su madre…” Pero es inminente que va a volver a
los brazos maternos, porque así es el destino del predestinado, del platónico.
Jamás lo dije. Pero hoy encontré al amor de mi vida.
Y cuando le regalé la tarjeta que es “LA” tarjeta, no le confesé que yo sabía que lo
iba a encontrar, y que fui muy patética y cursi.
No le confesé que le compré esa tarjeta porque, antes de
conocerlo, yo lo imaginé a él. Y jamás le confesaré que no anduve tanto tiempo
dando vueltas por la vida… Que, agradezco, sólo tardó poco más de dos décadas
en transformarse en alguien real, de carne y hueso, voz y cerebro. Y que, si hubo algún dejo de ansiedad por
tenerlo por fin cerca mio, era no sólo porque sabía que andaba para
encontrarlo, también para comprobar lo que hoy compruebo: Todas las veces que
te imaginé, mi amor, eras tal cual sos; tu cuerpo y tu cara, tus rasgos y tus colores, la perfección en su dosis justa.
Todas las veces que te imaginé,
tenías tu nombre,
tu tamaño,
tu firmeza...
Y me hacías feliz...
tenías tu nombre,
tu tamaño,
tu firmeza...
Y me hacías feliz...
GRACIAS, CREEPER ! ME HAS DADO MUCHAS SATISFACCIONES.
Carol-Bord... "Andábamos para encontrarnos... Y si es posible en rebaja..."
7.7.13
En busca de la radiosofía...
Seguramente no hubo profetas que advirtieran acerca del micrófono delator intencional.
Que desde los 12 años me dio la katana contra todo-mal concediéndome la felicidad que posee el que se atreve a cantarle a la vida. Mi primera actuación en un escenario, mi primer tema musical, mis primeras apariciones en pos de generar una suerte de YO, cantante y compositora. Mic.
Pero de algo jamás me avivé tempranamente. Voy por mi segundo año radial en el proyecto que fuera un juego desde el primer momento... Que fuera un día un modo de vida.
Como una tonta, jamás sospeché que mi vocación (si es que me permiten la licencia de otorgarme falsas licencias que apenas dan felicidad), mi -llamémosle entrecomillada- vocación, estaba al alcance de mi lengua.
Lo único que he hecho ininterrumpidamente en mi vida fue hablar compulsiva y patológicamente. Mal o bien. Con más ímpetu en ocasiones. Con más fonética del que persuade con un speech telemarketer, de cuándo en cuándo. Con menos rapidez que la excitación del cerebro encomendando órdenes, con más convicción que autoconfianza. En situaciones difícil de tolerar y raramente soportables a un mortal.
Lo que me dio etiquetas, errores, enemigos, compinches. Mi verdugo del filtro y mi Dios del Blablá.
Lo único que he hecho ininterrumpidamente en mi vida fue hablar compulsiva y patológicamente.
Me faltaba un micrófono delante.
Y un dial de por medio.
Carol-Bord... This is who i am...
13.6.13
Feliz día del escritor...
Una vez sentí que mi piel mutaba a un escalofriante, y acaso glorioso, envoltorio que erizaba, lo que comúnmente se llama piel de gallina. Fue a causa de mi padre, quien decía que pocas veces entendía lo que yo escribía, se nublaba, mareado en metáforas jocosas. Pero su conclusión final, es decir en donde me invaden los más agradables sustos de gallina, fue la estimulante crítica de definirme como con un registro y un estilo propios, como con una marca registrada, como "Caro que escribe como Caro".
Nadie me hizo sentir mejor jamás....
Porque el arte de escribir es tan placentero, que al más verde aficionado le llena el alma sublimar las cotidianidades o inquietudes y jugar con letras que hablan por uno mismo.
Porque ponerle nombre y apellido a un personaje, es darle vida a una fantasía que roza la realidad de quien piensa lo que escribe.
Porque desde que tengo uso de la escritura, mi escape y catarsis fue plasmar en papel lo que no tengo ganas de decir.
Porque cuando fui creciendo, los miedos y vergüenzas, las miserias y las ganas de contar un chiste con mi pluma, se materializaron en algo que, una vez consumado, me dio una pizca de fe cada vez que me volvía escéptica hasta de la ciencia.
Porque cada vez que me aniquilaron con críticas, me alimentaban con aprendizaje.
Porque cada vez que yo era la peor de mis enemigas, había alguien que confesaba haber leído alguna de mis suertes literarias y me regalaba una crítica sanadora.
Porque no soy escriba ni escritora ni mucho menos, pese a que Luis Majul O Belén Francese así se auto-proclamen faltándole el respeto a la tinta y al mundo.
Sólo intento reflexionar en este día particular, acerca de todo el proceso que lleva darse cuenta que no está mal releer lo que uno escribió tiempo atrás y sentir que es una completa bazofia, ni está mal sentir que la transpiración sube en ascensor y la inspiración sube rengueando en escaleras sin fin.
No está mal tenerle miedo a la hoja en blanco ni a la mente en blanco, porque si el miedo está presente, por instinto y pasión, uno se negará a dar ingreso a la vida en blanco, como quien se niega a la idea de decepcionar a su familia conservadora, como quien se niega a la sinapsis con voz de hombre malo y traje de patovica.
No está mal frustrarse porque las cosas no se ven reflejadas como uno quería ni porque uno carece de tal talento. Porque la frustración es enemiga de la imaginación, y la falta de talento es un atentado represor.
Tal vez, sea más sano el antídoto lapidario de la terapia escrita:
Volver al primer amor que incluye amantes de la "a" a la "z";
buscar comodines que pongan pausas y punto final a las ideas que ya no dan para más;
ahuyentar a esa bestia hija de quien la padece, (a la que Freud llamará inconsciente o fálica);
y pintar con letras toda sensación que sueña con ser -algún día- leída...
Carol-Bord... "El escritor original no es aquel que no imita a nadie, sino aquel a quien nadie puede imitar." (René de Chateaubriand)
2.6.13
El escritor y su fobia
El escritor y su fobia, es la secuela de vaya uno a saber qué número de volumen, cuya obra es precedente a "El escritor no es auto suficiente y le aconsejan pedir ayuda profesional repelente de fobias literarias", que se desarrolla dejando inconcluso un desenlace que se contará en la novela siguiente: "El escritor y el terapeuta... El que evangeliza y el que cura evangelizando al evangelizador descreído de evangelizadores", (En la jerga coloquial le llaman "Borges va a ver a Freud... Se juntaron el hambre y las ganas de comer").
El meollo del asunto, es esa fobia (intrigante hasta ahora, para usted, lector).
Esa fobia que engendra fobia. Esa fobia detallada en el capítulo primeramente mencionado; Puntapié inicial a que el escritor se cure charlando sobre falo (llámese; pito), traumas infantiles, complejo de Edipo y blablá, con su gurú discípulo de los deseos reprimidos. Eso es una obviedad, porque, claro está, es prescindible la fobia para tratar de combatirla. Es necesaria la fobia para el engranaje robótico (entiéndase; lector, escritor, etcétera), que acto seguido desvalijará Farma 24. Eso es otro tema, en el cual no desviaré mi libido con opiniones que toman con pinzas la empresa laboratorio, (como quien al azar, alguna vez pensó en voz alta la herejía de que, tal vez, el cáncer tenga cura pero al sistema le cabe más ver pasar billetes y quimios).
¡No, no! Me disculparán, pero no querré causar incomodidad con ese paréntesis, tan controvertido y aberrante como revelar que el himno nacional argentino es un plagio.
En fin, por fin.
Érase una vez, un escritor muy sabio. Que conocía de fobia y de psicoanálisis.
Cuenta la leyenda que (bah, la leyenda se olvidó de averiguarme si el tipo tenía fobias)... Pero al menos, supo escribir intentando abrir un frasquito de antídoto en formato de libro a los que sí padecemos esa enfermedad.
Era un manual para sobrevivir y vivir escribiendo.
El escritor contó, finalmente, de modo contundente y espiritual la esencia de cuestiones simples (y no tanto), que son las bases de la palabra escrita.
Dijo que el temor del escritor; su pánico devenido en fobia, su mayor miedo, no era la recurrente "hoja en blanco" y todo cuanto ese montón de nada abarque. El terror de quien ejerce el arte de escribir, no es una hojita sin palabras, no es el blanco en una hoja: No es tener la hoja en blanco, sino, tener la mente en blanco.
Es irse muriendo, es no vivir, es no tener nada para contar, es no saber qué escribir cuando (en simultáneo) se sabe escribir perfectamente.
Él decía algo interesante acerca de la mutación seudo vegetativa de las ideas:
Uno se transforma en un hijo de dos hermanos incestuosos; En un bobo.
Uno se transforma en un bobo, en una cosa boba que deambula de aquí para allá con deudas al psicoanalista, con cara de Clonazepam, con pasiones que dejó en el cajón junto a su pluma, con palabras que plasmó y nunca regresaron, con vívido recuerdo del éxtasis creativo.
Uno se transforma en un tipo que solía escribir, y ahora es un bobo con la mente en blanco, que tiene poco para decir y mucho para contar (las horas, los minutos)...
A eso le teme el escritor, más que a la candidatura de Macri o al santuario de Lanata.
A eso le teme el soñador, porque de otro modo no sería escritor.
A eso que leí hace algunos años en ese Manual didáctico de la letra y de la vida.
A la mente en blanco, al coma literato, a la apoplejía escrita.
Y teme tanto a la mente emblanquecida hecha potus, que vivencia más de lo que teme, procura volar más de lo que camina, y se refugia en escritores sin mente en blanco...
Y ese abrazo de hojas, al final de la historia, en el último volumen, es el que ahuyentará las lagunas angustiantes. O al menos, servirá para ver algunos colores cada vez que la mente se torne blanca.
Al Dr. Hugo, causante del Manual, escritor, y musa.
Carol-Bord... Una amiga solía decir que a veces, para encontrarse, hace falta perderse...
27.5.13
El mitómano
3er. acto: Amigo le dice a otro que ayer ha ido de compras a famoso hipermercado; ha sido beneficiado como cliente por sorteo, y por consiguiente le han otorgado la suma de 500 pesos en cupones de compra; ha logrado conseguir el número de una conocida que tienen que común y a dicha chica había cortejado galantemente. Y también, ese mismo de ayer, amigo afirmaba como que Dios tiene barba, que había conocido en persona a Diego Armando Maradona (quien gentilmente le dio una linda pose para la foto cholula).
2do acto: (...)
1er acto: Amigo compra en hipermercado, se indigna de que tres manzanas cuestan diez pesos, se cruza con chica que no alega reconocerlo y sigue de largo dejándolo con la palabra en la boca, y al salir del famoso sitio de compras, ve la foto de Diego Armando Maradona en la gigantografía que reflejara un edificio de la zona.
Fin.
Carol-Bord... Son historias verosímiles que poco nos cambian la vida, y mucho gratifican al ideólogo que adolece.
2do acto: (...)
1er acto: Amigo compra en hipermercado, se indigna de que tres manzanas cuestan diez pesos, se cruza con chica que no alega reconocerlo y sigue de largo dejándolo con la palabra en la boca, y al salir del famoso sitio de compras, ve la foto de Diego Armando Maradona en la gigantografía que reflejara un edificio de la zona.
Fin.
Carol-Bord... Son historias verosímiles que poco nos cambian la vida, y mucho gratifican al ideólogo que adolece.
Esto de perder el control...
Anoche, a mitad del bache inconsciente de quien yace descansando, necesité tanto como oxígeno de un abrazo calmador. Me despertó la ambivalencia catastrófica del sueño que se va y la pesadilla que no acaba.
Me despertó la falta de tacto en cuestiones emocionales, de soledad a causa de verme desorientada devenida en un sueño que me hacía llorar. Me despertó la necesidad de no esperar al desayuno para contarle al primer bendito ser biótico que por este sitio merodeara, acerca de mi pesadilla en primera persona. Me despertó la cosa que desalentaba, que no era ni cosa ni sueño ni pesadilla, ni deseo reprimido o mecanismo de defensa, ni tres cominos. Era una cosa parecida a lo escalofriante, paralizante, shockeante, y todo cuanto termine en sufijo "ante": Era una cosa parecida a mí misma, diciéndole a mis momentos de R.E.M y vista en reposo que me persigan hasta hacerme pedacitos, que me agarren sola a mitad de la noche -sin defensa mediante- y me aniquilen la tranquilidad dándosela de manifestación inconsciente. Porque, claro está, mi inconsciente no es otra cosa que yo misma autoregalando amenazas trastornaditas, por deporte boicot.
Carol-Bord... Menos mal que te tengo del otro lado, cuando sueño que me caigo...
19.5.13
Cuando se encuentra lo que no se encuentra buscado...
De cara al papeleo cibernauta patológico (sí, el mismo que ha sido fruto de enfermos rindeculto de Diógenes de Sínope), tropiezo virtual, casual (¿causal?) con mis escritos archivados que datan de antaño.
Y bueno, me encuentro con un prólogo que fuera mi primer ensayo acerca de SER UNA FERVIENTE FUNDAMENTALISTA DE LAS RELACIONES FUGACES CON DESCONOCIDOS EN SITUACIÓN DE VÍA PÚBLICA.
Pregono en pos de cultivar cada vez más vínculos efímeros (pero no menos fructíferos) en la parada del 550.
He aquí un adelanto, para quienes me acompañan desde la aspiración al mundo idílico en el cual todos nos desvergonzamos un rato y nos hacemos cargo de habernos meado de la risa con centenares de desconocidos, haber calmado sus penurias y escuchado árboles genealógicos poco y nada importantes, haber generado alianza, hermandad, complicidad lapidaria con señoras, doñas, abuelos, señorones, frente a la empatía como lazo, de indignación porque el tren de mierda no viene más, ya no se sabe si salís de tu casa y volvés con vida, ante' con diez peso' me llenaba el changuito entero, ya no lo levanto ni con un Actimel-Plus formato azul...
He aquí un adelanto, para quienes me acompañan en sentimiento de concebir un mundo idílico en el cual somos felices como la dicha de hacer sociales con célebres personajes anónimos que nos ocuparán buena parte de nuestro tiempo en esta vida.
Para quienes concebimos que un mundo es un mundo, cuando nos toca la oportunidad jovial carpe-diem de ser uno más del ganado, de charlar sobre el clima con una sonrisa mientras el Tren Roca en hora pico, nos conduce a esa rara peculiar molestia en las zonas bajas que acaban de ver cómo un NN se fuga hurtándole su preciada virginidad (¡qué término de mierda!)... En fin, disfrutemos de viajar como Dinastía en cada recorrido por los medios de transporte...
El asunto del viaje en medios de transporte no es algo menor:
Data de la época Antes del Homo Habilis (a.H.H.), la constante subestimación que ejerce
la raza humana hacia todo cuanto concibe “inferior”. Dicha subestimación tiene dos formas: Subjetiva y particular, por ejemplo podemos tomar la simpática minimización de las causas judiciales del jefe de gobierno Macri, de su rotunda oposición hacia Hugo Moyano seguida de la unión de ambos, de su proyecto de ley para cambiar las estaciones del año, y la presunta afinidad de Antonia para con él, etc. La segunda forma de devaluar cuestiones, es a nivel masivo. Este último, corresponde a algo más bien colectivo, común a todos los seres humanos. Es el
caso del biográfico historial de todos nosotros, en cuanto a viajes en medios de transporte público.
Los considera banales por lo tediosamente cotidianos, y superfluo, pero en verdad, forman parte de una vida paralela, la cual vivenciamos gran cantidad de nuestro tiempo en la tierra.
Carol-Bord... Vagando por las calles, mirando la gente pasar...
Los considera banales por lo tediosamente cotidianos, y superfluo, pero en verdad, forman parte de una vida paralela, la cual vivenciamos gran cantidad de nuestro tiempo en la tierra.
Carol-Bord... Vagando por las calles, mirando la gente pasar...
17.5.13
11.5.13
De privacidades en primera persona
La
cartera de Caro no es una cartera. Es una valija violeta que le costó tardes de
llanto y pataleo. Una valija que vaya
alguno a saber por qué tiene nombre de mujer. Una valija Juliana, simuladora;
la incita a Carito a creer que es una
prestigiosa periodista a los cinco años. La abre y se encuentra con el primer,
y acaso uno de los pocos amores de su vida: un micrófono. Una valija de
mentira. De mentirita. Hurgando aún más, la valija trae consigo diversión y obligaciones (también simuladoras); credenciales, acreditaciones, tarjetas para
entrevistar a celebridades, anotadores, y algún pulmotor que probablemente sea
ayuda en momentos de corridas callejeras,
cosa que ella comprobaría al afiliarse al club tabacalero.
La
cartera de Caro no es una cartera. Es una mochila con ruedas, que le hacen
creer por un momento, que está subiendo las escaleras de alguna terminal,
llevando consigo un equipaje que recorrerá el mundo entero. La mochila, tiene
como huésped legítima a una cartuchera Looney Tunes de tres pisos, cuadernos
forrados con la prolijidad compulsiva de su hermana y repletos de tareas siempre hechas como buena nerd, y una cantimplora que
le hace compañía al alfajor del espacio que se compró en el recreo por $0,25.
La
cartera de Caro, es una mochila. A secas. Una mochila raquítica; con parches
mal cosidos de Patricio Rey, leyendas amigueras escritas en liquid paper,
frases de canciones empáticas. La mochila contiene carpetas A3, cancioneros para guitarra que suplantan la tabla de los elementos
químicos, estuches con maquillaje que suplantan los útiles escolares, y lapiceras. El libro “Rosaura a la diez” y “Las brujas”
de Roald Dahl. Los materiales de Literatura y un atado de Philip Morris, que nadie debe saber de su hospedaje, al tiempo que su interior debe durar vivo al menos una semana.
La
cartera de Caro es un morral de tela de Aguayo. Debería poseer somníferos de biología, pero en cambio contiene cds prestados, cigarrillos ya
legítimos que ahora duran lo que un suspiro; delineadores y paquetitos
clandestinos, que le ocasionaron días atrás, el enojo de mamá y papá, antecesor
y causante de la primera visita de la joven Caro al psicólogo (véase: La noche en que la cartera era bilis de viejo metalero reventado como disfraz de borrega quinceañera). También, contiene apuntes y fotocopias sobre la investigación que realiza junto al mismo compañero que le regaló el libro "El segundo sexo" de Simone de Beauvoir, que decidió obsequiárselo porque escuchó a Caro una vez decir que le gustaría leerlo. (véase: Feminista en ciernes).
La
cartera de Caro, es a juzgar por sus antiguas elecciones accesorias, una
cartera de dama inglesa. No pierde la trillada esencia platónica, la esencia de
la ausente combinación impune que tanto le gusta. Posee en el bolsillo
infinidad de boletos de tren, su pulmonicida predilecto Camel, su particular
“Primeros auxilios” con delineador negro y corrector de ojeras, siempre
salvadores, y el mp3 que intenta ocultarle al mundo por sus paupérrimos
auriculares acompañantes, que ella misma sostendrá (a fin de que funcionen)
con la mano sobrante, mientras que con la otra mano se aferrará al caño del
Colectivo.
Adentro hay cuadernos habitados por escritos suyos;
poemas que mutarán en canciones, anotaciones y apuntes de sus clases en la UNQ y la UBA, cuentos y
anécdotas: Los verdaderos cuadernos de
su vida.
La cartera de Caro, es una mezcla furiosa
entre cigarrillos que no la sacian si no vienen en formato familiar. Contiene cuadernos, anotadores
y libros, maquillaje y potes de productos estéticos. Algún que otro spray para
el cuidado del cabello que prepondera en urgencias mirando con aires de alteza
a la cordura en podios bajos. Y un boleto del último tren que tomó, que ahora
es un fragmento de pasajera devenido en barquito de papel. Un celular que ahora ya no es acudido ante flirteo púber sino ante trabajo y comunicación por responsabilidades. No tiene Whatsapp ni Face. Pero tiene de fondo de pantalla a su padre con su payasada crónica.
La cartera de Caro, es pequeña por todo lo
que a ella satisface. Contiene algunas anotaciones con rótulo "no olvidar ir a..." porque su sintaxis la abandona peor que los anti transpirantes berretas abandónicos.
Contiene ciertas prescripciones médicas y órdenes de estudios que jamás efectuará pese a sus infantiles promesas sobre el bidet.
Es inmensa por todo lo que le lleva hurgar a fin de
encontrar el celular que está sonando. Es demasiado sofisticada por la nena del
hombro que la posee y luego hablará. Es demasiado rústica a juzgar por su
patrimonio de prendas que visten a un mundo pero no clasifican para conformar
su necesidad de closeth. Es demasiado para ella.
Es apresurada la responsabilidad de sacar a
pasear una cartera en manos que usan esmalte y brillitos, y gesticulan más de
lo que piensan.
Es prematuramente una decisión a prueba de
madurez.
Carol-Bord... I don't wanna grow up.
La sencilla operación del amor
"Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte. Como el guante izquierdo enamorado de la mano derecha." (J. C.)
Carol-Bord... Nada que no se cure con una maniobra des-enceguece-dora...
7.5.13
Un gratuito burdel de dos personas
No sirve de otro modo
(Eduardo Lizalde)
No importa que sea falso:
cuando tú quieras verme unos minutos
vive conmigo para siempre.
Cuando simplemente quieras
hacer bien el amor
entrégate a mi cuerpo
como si fuera el tuyo
desde el principio.
De otro modo, no sirve:
sería como prostituirse
el uno con el otro;
haríamos de todo esto
un gratuito burdel de dos personas.
Carol-Bord... Citando versos que conocía antes de leerlos...
"Return", song comes back...
(Written by Caroline Borderline & Michael Airs)
Carol-Bord... They don't know you're borning again...
24.4.13
Descubrimiento de una mente peligrosa...
En un mundo donde todos apedreamos y somos María Magdalena al mismo tiempo, aunque, en mi confesión destacaré que son más las veces que he pecado, causándole a mi madre nerviosismo crónico de tanta mala sangre, y a mis maestras, extremo asombro condimentado con disgusto. Sí, debo confesar que a mis diez años, en plena clase de Ciencias Sociales, con un contexto de colegio católico apostólico romano, osé reflexionar no más de tres segundos acerca de la historieta que nos pedía la maestra que hiciéramos en un “festivo” 12 de octubre.
Claro, comprendía los cinco años que llevaba en la primaria esta purreta que viste y calza, comprendía, más bien, la significación del descubrimiento de un nuevo continente, de la madre España, de los incultos indios, de la civilización europea adoptándonos, como quien encuentra un billete de 20 pesos en la calle y lo toma prestado. Comprendía todo. Todo menos algo. Cierto familiar me había relatado la verdad de la milanesa, pero en cuanto pronuncié, frente a todo el aula, las palabras fruto de la más grande de las herejías, me comí una cagada a pedos monumental.
Yo dije cosas que aprendí antes, y evadirlas, suplantándolas por lo que “debía estudiar de memoria”, me hacía sentir medio boba, medio nerd al pedo, medio corta de rebeldía.
Ella se plantó desde su banquito, piernas cruzadas, sensación de quien sabe que va a decir algo que podrá tener dos finales: a) Ser felicitado por tan buen aporte; b) Ser felicitado por callarse la boca fabricante de banalidades. Ella se puso algo nerviosa, cierto estímulo nacía de su hambre de atención constante; estaba por hablar y todos allí se aliaron en un silencio, que infló aún más el ego que traía desde la cuna.
-“Colón no descubrió nada, los indios ya habitaban este continente mucho tiempo antes de que llegaran los españoles a invadirlos. Y los mataron, les contagiaron enfermedades, les robaron el oro…”
¡PUM! –Ella, mi cálida maestra, me interrumpe con alaridos difíciles de tolerar si se tiene un eximio oído-.
Ella se plantó desde su banquito, piernas cruzadas, sensación de quien sabe que va a decir algo que podrá tener dos finales: a) Ser felicitado por tan buen aporte; b) Ser felicitado por callarse la boca fabricante de banalidades. Ella se puso algo nerviosa, cierto estímulo nacía de su hambre de atención constante; estaba por hablar y todos allí se aliaron en un silencio, que infló aún más el ego que traía desde la cuna.
-“Colón no descubrió nada, los indios ya habitaban este continente mucho tiempo antes de que llegaran los españoles a invadirlos. Y los mataron, les contagiaron enfermedades, les robaron el oro…”
¡PUM! –Ella, mi cálida maestra, me interrumpe con alaridos difíciles de tolerar si se tiene un eximio oído-.
Comprendía que a mi seño la irritó mi aporte a la clase, como quien aporta una ronda de mate en Alemania, (sólo para que aquellos quienes merecen probar otro sabor, puedan conocerlo), la irritó mi ínfimo aporte, que no decía más que obviedades recibidas de sentido común.
Pero mi genio, ingenio, mal genio, y vaya uno a saber qué más, provocó que pase de sentirme contenta por un bien que les haría a mis compañeros, a sentirme como Colón descubriendo América… Claro.
La señorita Marcela, (por supuesto cuyo nombre jamás olvidaré), me exclamó:
-¡Carolina! ¡Estás muy rebelde últimamente, dejá de decir esas cosas porque voy a citar a tus papás! -citar a mis padres, o hacerme firmar el libro de disciplina… No recuerdo textuales palabras-.
La cuestión es que todo el aula hizo silencio para escuchar cómo la maestra de 5º grado, indignada, furiosa, me dejaba en claro, gritos cálidos de por medio, que jamás vuelva a opinar; que las verdades no se discuten, no se cuestionan, y sobre todo, no se refutan. Por algo son verdades.
Por algo no me arrepiento de “descubrir” a mis 10 años, que el 12 de octubre no se festeja nada; que para descubrimientos estuvo Einstein o Edison; y que... ¿“Día de la raza”? Las bolas…
Carol-Bord... La sesera no va...
Sobre bondades y sospechas
Se es bueno y se es
tonto muchas veces. Digo, siempre y cuando el bueno tienda a ser tan astuto
como un ladrón de caramelos que carga sus manos de golosinas tan
tentadoras como a-tentadoras al hígado.
Entonces, pues, el bueno-tonto ya no tiene sus manos vacías, sino colmadas de envoltorios de dulces y paralelamente (turnándose derecha e izquierda, respectivamente) de su estómago asqueado, hastiado, harto de sentirse mal a causa del objeto de su deseo.
Entonces, pues, el bueno-tonto ya no tiene sus manos vacías, sino colmadas de envoltorios de dulces y paralelamente (turnándose derecha e izquierda, respectivamente) de su estómago asqueado, hastiado, harto de sentirse mal a causa del objeto de su deseo.
¿Al bueno lo toman de
boludo con tácticas de seducción que resultan ser falsamente oportunistas, o es el
bueno quien da la mano, deseando que se agarren de su codo sin reparar en toda connotación o secuela del "masoquismo lamentable"?
El bueno...
¿Es un ente anormal que aún no ha nacido; es un idilio humano; es un tipo que tiene errores y se manda sus cagadas; o es un tonto que hace de bueno porque es más vivo que los tontos reprimidos? Anhelo, la correcta sea la tercera opción; eso significaría una posibilidad de que aún puedo, tal vez, acercarme al camino del bien rumbo al Nirvana.
¿Es un ente anormal que aún no ha nacido; es un idilio humano; es un tipo que tiene errores y se manda sus cagadas; o es un tonto que hace de bueno porque es más vivo que los tontos reprimidos? Anhelo, la correcta sea la tercera opción; eso significaría una posibilidad de que aún puedo, tal vez, acercarme al camino del bien rumbo al Nirvana.
El bueno es bueno y punto.
Pero, ¿existe la bondad tomada de la mano de la traición?
Uno es bueno, ¿y en simultáneo puede, también, ser un buitre
al acecho?
13.4.13
Somebody to love.
A partir de ahora, todos mis 18 de marzo van a tener un aroma a alegría. Aún no es una Diosa de la sabiduría, ni del Olimpo, ni de la guerra.
Pero llegó a este mundo para enseñarme que todo lo que me irrita, todo lo que me fastidia y me convierte en una hinchapelotas, se reduce a la emoción que me da mirarla a los ojos y pensar que tengo alguien a quien querer proteger toda mi vida.
Y lo demás, francamente no importa...
Carol-Bord... Sensible a la belleza.
22.2.13
Me toco
"I want you to remind me..."
Oscar Wilde, cierta tarde se encontraba echado bajo un árbol, afligido, pensando para sus adentros apesadumbrados del sudor que cuesta ser un adelantado, acerca de una gran preocupación y cliché humano.
Y, fiel a su chispita pero lejos de burlarse de la monogamia, de la homofobia, o de la aristocracia, reflexionó dándole la mano a esa maldita solemnidad que obliga la palabra "amar". Vaya uno a saber si realmente todo este entramado imaginario fue su inspiración a lo que hoy todos repetimos, a veces para quedar bien. La cuestión es que el tipo le comentó a un niño desalineado que andaba a paso torpe por los pagos: "Amarse uno mismo es el comienzo de un romance para toda la vida."
Oscar Wilde, cierta tarde se encontraba echado bajo un árbol, afligido, pensando para sus adentros apesadumbrados del sudor que cuesta ser un adelantado, acerca de una gran preocupación y cliché humano.
Y, fiel a su chispita pero lejos de burlarse de la monogamia, de la homofobia, o de la aristocracia, reflexionó dándole la mano a esa maldita solemnidad que obliga la palabra "amar". Vaya uno a saber si realmente todo este entramado imaginario fue su inspiración a lo que hoy todos repetimos, a veces para quedar bien. La cuestión es que el tipo le comentó a un niño desalineado que andaba a paso torpe por los pagos: "Amarse uno mismo es el comienzo de un romance para toda la vida."
Bueno, yo intento. Pero prefiero intentar inventar presuntas historias que desembocaron en frases célebres de admirable inventiva. Intento, invento, invierno (perdón, me divierte la geminación).
Son admirables las cosas que uno puede sentir hacia su propio ser; Es tan placentero como peligroso.
Me amo, y me toco, y me enamoro de mí misma de vez en cuando. Pero mi ego no me dice cosas que yo no piense...
Mi ego me clava el deseo constante de aprobación como estandarte; Mi ego anda diciendo por ahí, que antes que amarme, prefiere que me amen.
Yo me amo, y me toco, y me enamoro de mí misma de vez en cuando. Pero no puedo con mi genio, y necesito que me digas todos y cada uno de los días lo linda que soy.
Carol-Bord... When i'm feeling down i want you above me...
15.1.13
De hacedores de sorpresas...
"I cry if I want to, cry if I want to, cry if I want to
You would cry too if it's happened to you..." ♪ ♫
Oh, what a birthday surprise!
Hablemos de sorprenderse. Porque, la sorpresa propiamente dicha es algo singular sin comparación siquiera con el desposeído asombro, (ni con el grato susto; ni el susto poronga; ni el susto "Doctora Queen, procedente del hipo hinchapelotas"; ni tampoco se asoma a los talones de la reina sorpresa, aquel susto con síntomas de grito y ojos redondos, petrificado porque vio a alguien muy feo, o en su defecto muy lindo franeléandole a su novia (generosa en guampas), y finalmente, Mr. Big Susto concluye asustando, incluso, al feíto con ganas, aficionado al arte de engendrar el miedo de todo quien lo vea; Ese anti-estético feíto, quien fuera progenitor legítimo del susto inicial... El feo se asusta del asustado. Cuác.)
Volviendo al meollo, (recuerdo una frase de un viejo amigo: "Meollo me suena a letrina." Perdón, me voy al pasto), volviendo al tema, debemos rendir culto de una buena vez a la virtud de dar sorpresas, y al privilegio de recibirlas.
La sorpresa, decía antes, es única e irreemplazable; esa apreciación y acaso revelación mística, escasea entre nosotros, tediosos humanos (amén a mi valoración).
La sorpresa es un invento de antaño. Su llegada al mundo data de la Edad Antigua (aunque hay quienes dicen que es relativo a la Edad de Piedra), y el responsable de crear la bendición de las sorpresas no fue Zeus emulando a su íntima y adorable amiga Pandora; sino el creador verídico e ilusorio fabricante del artefacto que producía sorpresas, fue Dimitri Ivanovich's Boring , un joven muy bien parecido (¿a quién?), nacido en Rusia.
Dimitri, era un muchacho de buenas costumbres y familia funcional (batieron récord mundial, fueron los únicos que lo lograron), sin embargo, Ivanovich's Boring, siempre rendía culto a su apellido. Nadie sabía por qué, pero él siempre estaba aburrido. Cuentan quienes saben, que una noche decidió conspirar con los astros (quienes para ese entonces, no tenían gran dificultad en alinearse; salvo cuando escuchaban rumores terrenales que afirmaban la candidatura a presidente de Tinelli... Sí, es la Edad Antigua y Macerlo Hugo, ya la comenzaba a juntar con pala y siliconas).
A partir de su negociación fantasiosa, Dimitri convirtió su nada misma y su monotonía ávida de impacto, en la creación más exitosa jamás concebida. Dimitri corrió hacia el living, donde se encontraban sus padres, e intentó dar una suerte de teatralización venida en simulacro. Su idea era dejar a todos con la boca abierta, y creía que para lograrlo, debía actuar de forma rara. Optó por convertirse en lo opuesto a su personalidad.
Tal como lo planeó, montó su espectáculo en donde fingía muy bien que se estaba divirtiendo: Saltó, brincó por toda la sala, gritaba de alegría, cantaba y tarareaba melodías para no escuchar, reía y se mostraba feliz.
Claro que todo el mundo quedó anonadado, absorto, boquiabierto; Dimitri fue siempre un chico aburrido e inadvertido. Pero ahora, un milagro lo había convertido al "humorismo", y el pueblo entero sintió que la rutinaria tranquilidad y la sensación de "acá no pasa nada, che", estaban siendo defenestradas por un instante, a causa del impacto.
Y bue, ese impacto se conoció como "Sorpresa", y vino al mundo para quedarse.
El resto, es historia (vivida, trillada, lugares comunes, y manotazos de ahogado).
Decía líneas atrás que el poder de otorgar y recibir sorpresa es único y acaso vital.
Hoy en día, luego de comprobar durante los siglos, que la cosa resultante de nuestro ejercicio de sorpresa, dependerá exclusivamente de la utilidad que le demos a dicho recurso incomparable. Es importante aclarar que la responsabilidad humana, y su potencial para darle uso a las sorpresas, es directamente proporcional al producto final. En escuetas palabras, se debe evitar caer en la boludez, porque la sorpresa es un arma de doble filo. Es cicuta y antídoto. Es dualidad ambigua.
Más simple: Prevenir la idiotez púber-abusiva, y el HORROR de cagar cada oportunidad valiosa de sorprender, malogrando la posesión de aptitudes para dar noticias placenteras, y sobre todo, prevenir también, la elección medio conchuda, de preferir provocar infartos antes que confesar ternuras, prevenir todo lo anteriormente establecido en pocos renglones, prevenir todo eso, salva vidas. Salvate.
Por el aporte esencial que la sorpresa nos da, también se ha sancionado una Ley que reivindica su particularidad única e irrepetible. Porque, como diría un pibe rosarino harto conocido, que enseñó mucho y escatimó con precocidad su compañía, hay palabras que no tienen un suplente: Ellas no son el plantel de Chacarita. Este sabio (larga vida donde sea que estés), citó el ejemplo de la palabra "pelotudo".
"Pelotudo", claramente no tiene reemplazo. No existe otro quien transite por la vida despertando emociones, pasiones, pateando la pelota como un auténtico diez y goleando con la mano. Nadie jamás podrá.
Lo mismo sucede con la palabra pelotudo, la cual tiene su autonomía, acentuación, actitud... Tiene tanto prestigio, que de nada serviría llamar "tonto" a un reverendo pelotudo.
Entendamos ya, de un tirón. La sorpresa es imposible de hallar en otra palabra, y es tan necesaria como el trago amargo que genera cuando los disgustos asechan y se experimenta un hostil nudo en la garganta.
Viene en formato de shock, rareza, confusión, asombro, sensación de impacto vívido, desorientación, necesidad de correr... Viene bajo ese disfraz, pero ojo, es una sorpresa.
Las sorpresas que sorprenden a quien sorprende y causa sorpresa...
Traba lenguas bastante pelotudo que mi mente arropa en su vientre para declararlo de su patrimonio.
Bastante mediocre, bastante simplón, algo conformista. Incluso, hasta sería tan audaz de definirlo como "aspirante frustrado a poesía fértil".
Bastante cliché. Pero tan indicado para este momento, como un llamado al silencio de la vieja chusma de barrio.
Carol-Bord... No alarms and no surprises, please...
You would cry too if it's happened to you..." ♪ ♫
Oh, what a birthday surprise!
Hablemos de sorprenderse. Porque, la sorpresa propiamente dicha es algo singular sin comparación siquiera con el desposeído asombro, (ni con el grato susto; ni el susto poronga; ni el susto "Doctora Queen, procedente del hipo hinchapelotas"; ni tampoco se asoma a los talones de la reina sorpresa, aquel susto con síntomas de grito y ojos redondos, petrificado porque vio a alguien muy feo, o en su defecto muy lindo franeléandole a su novia (generosa en guampas), y finalmente, Mr. Big Susto concluye asustando, incluso, al feíto con ganas, aficionado al arte de engendrar el miedo de todo quien lo vea; Ese anti-estético feíto, quien fuera progenitor legítimo del susto inicial... El feo se asusta del asustado. Cuác.)
Volviendo al meollo, (recuerdo una frase de un viejo amigo: "Meollo me suena a letrina." Perdón, me voy al pasto), volviendo al tema, debemos rendir culto de una buena vez a la virtud de dar sorpresas, y al privilegio de recibirlas.
La sorpresa, decía antes, es única e irreemplazable; esa apreciación y acaso revelación mística, escasea entre nosotros, tediosos humanos (amén a mi valoración).
La sorpresa es un invento de antaño. Su llegada al mundo data de la Edad Antigua (aunque hay quienes dicen que es relativo a la Edad de Piedra), y el responsable de crear la bendición de las sorpresas no fue Zeus emulando a su íntima y adorable amiga Pandora; sino el creador verídico e ilusorio fabricante del artefacto que producía sorpresas, fue Dimitri Ivanovich's Boring , un joven muy bien parecido (¿a quién?), nacido en Rusia.
Dimitri, era un muchacho de buenas costumbres y familia funcional (batieron récord mundial, fueron los únicos que lo lograron), sin embargo, Ivanovich's Boring, siempre rendía culto a su apellido. Nadie sabía por qué, pero él siempre estaba aburrido. Cuentan quienes saben, que una noche decidió conspirar con los astros (quienes para ese entonces, no tenían gran dificultad en alinearse; salvo cuando escuchaban rumores terrenales que afirmaban la candidatura a presidente de Tinelli... Sí, es la Edad Antigua y Macerlo Hugo, ya la comenzaba a juntar con pala y siliconas).
A partir de su negociación fantasiosa, Dimitri convirtió su nada misma y su monotonía ávida de impacto, en la creación más exitosa jamás concebida. Dimitri corrió hacia el living, donde se encontraban sus padres, e intentó dar una suerte de teatralización venida en simulacro. Su idea era dejar a todos con la boca abierta, y creía que para lograrlo, debía actuar de forma rara. Optó por convertirse en lo opuesto a su personalidad.
Tal como lo planeó, montó su espectáculo en donde fingía muy bien que se estaba divirtiendo: Saltó, brincó por toda la sala, gritaba de alegría, cantaba y tarareaba melodías para no escuchar, reía y se mostraba feliz.
Claro que todo el mundo quedó anonadado, absorto, boquiabierto; Dimitri fue siempre un chico aburrido e inadvertido. Pero ahora, un milagro lo había convertido al "humorismo", y el pueblo entero sintió que la rutinaria tranquilidad y la sensación de "acá no pasa nada, che", estaban siendo defenestradas por un instante, a causa del impacto.
Y bue, ese impacto se conoció como "Sorpresa", y vino al mundo para quedarse.
El resto, es historia (vivida, trillada, lugares comunes, y manotazos de ahogado).
Decía líneas atrás que el poder de otorgar y recibir sorpresa es único y acaso vital.
Hoy en día, luego de comprobar durante los siglos, que la cosa resultante de nuestro ejercicio de sorpresa, dependerá exclusivamente de la utilidad que le demos a dicho recurso incomparable. Es importante aclarar que la responsabilidad humana, y su potencial para darle uso a las sorpresas, es directamente proporcional al producto final. En escuetas palabras, se debe evitar caer en la boludez, porque la sorpresa es un arma de doble filo. Es cicuta y antídoto. Es dualidad ambigua.
Más simple: Prevenir la idiotez púber-abusiva, y el HORROR de cagar cada oportunidad valiosa de sorprender, malogrando la posesión de aptitudes para dar noticias placenteras, y sobre todo, prevenir también, la elección medio conchuda, de preferir provocar infartos antes que confesar ternuras, prevenir todo lo anteriormente establecido en pocos renglones, prevenir todo eso, salva vidas. Salvate.
Por el aporte esencial que la sorpresa nos da, también se ha sancionado una Ley que reivindica su particularidad única e irrepetible. Porque, como diría un pibe rosarino harto conocido, que enseñó mucho y escatimó con precocidad su compañía, hay palabras que no tienen un suplente: Ellas no son el plantel de Chacarita. Este sabio (larga vida donde sea que estés), citó el ejemplo de la palabra "pelotudo".
"Pelotudo", claramente no tiene reemplazo. No existe otro quien transite por la vida despertando emociones, pasiones, pateando la pelota como un auténtico diez y goleando con la mano. Nadie jamás podrá.
Lo mismo sucede con la palabra pelotudo, la cual tiene su autonomía, acentuación, actitud... Tiene tanto prestigio, que de nada serviría llamar "tonto" a un reverendo pelotudo.
Entendamos ya, de un tirón. La sorpresa es imposible de hallar en otra palabra, y es tan necesaria como el trago amargo que genera cuando los disgustos asechan y se experimenta un hostil nudo en la garganta.
Viene en formato de shock, rareza, confusión, asombro, sensación de impacto vívido, desorientación, necesidad de correr... Viene bajo ese disfraz, pero ojo, es una sorpresa.
Las sorpresas que sorprenden a quien sorprende y causa sorpresa...
Traba lenguas bastante pelotudo que mi mente arropa en su vientre para declararlo de su patrimonio.
Bastante mediocre, bastante simplón, algo conformista. Incluso, hasta sería tan audaz de definirlo como "aspirante frustrado a poesía fértil".
Bastante cliché. Pero tan indicado para este momento, como un llamado al silencio de la vieja chusma de barrio.
Carol-Bord... No alarms and no surprises, please...
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
