Escribiéndome... para romper violines

24.4.13

Descubrimiento de una mente peligrosa...



 En un mundo donde todos apedreamos y somos María Magdalena al mismo tiempo, aunque, en mi confesión destacaré que son más las veces que he pecado, causándole a mi madre nerviosismo crónico de tanta mala sangre, y a mis maestras, extremo asombro condimentado con disgusto. Sí, debo confesar que a mis diez años, en plena clase de Ciencias Sociales, con un contexto de colegio católico apostólico romano, osé reflexionar no más de tres segundos acerca de la historieta que nos pedía la maestra que hiciéramos en un “festivo” 12 de octubre.
 Claro, comprendía los cinco años que llevaba en la primaria esta purreta que viste y calza, comprendía, más bien, la significación del descubrimiento de un nuevo continente, de la madre España, de los incultos indios, de la civilización europea adoptándonos, como quien encuentra un billete de 20 pesos en la calle y lo toma prestado. Comprendía todo. Todo menos algo. Cierto familiar me había relatado la verdad de la milanesa, pero en cuanto pronuncié, frente a todo el aula, las palabras fruto de la más grande de las herejías, me comí una cagada a pedos monumental.
Yo dije cosas que aprendí antes, y evadirlas, suplantándolas por lo que “debía estudiar de memoria”, me hacía sentir medio boba, medio nerd al pedo, medio corta de rebeldía.
Ella se plantó desde su banquito, piernas cruzadas, sensación de quien sabe que va a decir algo que podrá tener dos finales: a) Ser felicitado por tan buen aporte; b) Ser felicitado por callarse la boca fabricante de banalidades. Ella se puso algo nerviosa, cierto estímulo nacía de su hambre de atención constante; estaba por hablar y todos allí se aliaron en un silencio, que infló aún más el ego que traía desde la cuna.

-Colón no descubrió nada, los indios ya habitaban este continente mucho tiempo antes de que llegaran los españoles a invadirlos. Y los mataron, les contagiaron enfermedades, les robaron el oro…

¡PUM! –Ella, mi cálida maestra, me interrumpe con alaridos difíciles de tolerar si se tiene un eximio oído-.

Comprendía que a mi seño la irritó mi aporte a la clase, como quien aporta una ronda de mate en Alemania, (sólo para que aquellos quienes merecen probar otro sabor, puedan conocerlo), la irritó mi ínfimo aporte, que no decía más que obviedades recibidas de sentido común.
Pero mi genio, ingenio, mal genio, y vaya uno a saber qué más, provocó que pase de sentirme contenta por un bien que les haría a mis compañeros, a sentirme como Colón descubriendo América… Claro.
 La señorita Marcela, (por supuesto cuyo nombre jamás olvidaré), me exclamó:
-¡Carolina! ¡Estás muy rebelde últimamente, dejá de decir esas cosas porque voy a citar a tus papás! -citar a mis padres, o hacerme firmar el libro de disciplina… No recuerdo textuales palabras-.
 La cuestión es que todo el aula hizo silencio para escuchar cómo la maestra de 5º grado, indignada, furiosa, me dejaba en claro, gritos cálidos de por medio, que jamás vuelva a opinar; que las verdades no se discuten, no se cuestionan, y sobre todo, no se refutan. Por algo son verdades.
 Por algo no me arrepiento de “descubrir” a mis 10 años, que el 12 de octubre no se festeja nada; que para descubrimientos estuvo Einstein o Edison; y que... ¿“Día de la raza”? Las bolas…



Carol-Bord... La sesera no va...

Sobre bondades y sospechas



 Se es bueno y se es tonto muchas veces. Digo, siempre y cuando el bueno tienda a ser tan astuto como un ladrón de caramelos que carga sus manos de golosinas tan tentadoras como a-tentadoras al hígado.
 Entonces, pues, el bueno-tonto ya no tiene sus manos vacías, sino colmadas de envoltorios de dulces y paralelamente (turnándose derecha e izquierda, respectivamente) de su estómago asqueado, hastiado, harto de sentirse mal a causa del objeto de su deseo.
 ¿Al bueno lo toman de boludo con tácticas de seducción que resultan ser falsamente oportunistas, o es el bueno quien da la mano, deseando que se agarren de su codo sin reparar en toda connotación o secuela del "masoquismo lamentable"?
 El bueno...
¿Es un ente anormal que aún no ha nacido; es un idilio humano; es un tipo que tiene errores y se manda sus cagadas; o es un tonto que hace de bueno porque es más vivo que los tontos reprimidos? Anhelo, la correcta sea la tercera opción; eso significaría una posibilidad de que aún puedo, tal vez, acercarme al camino del bien rumbo al Nirvana.
 El bueno es bueno y punto.
 Pero, ¿existe la bondad tomada de la mano de la traición?
 Uno es bueno, ¿y en simultáneo puede, también, ser un buitre al acecho?




Carol-Bord... Se hace la reflexiva...



13.4.13

Somebody to love.


 A partir de ahora, todos mis 18 de marzo van a tener un aroma a alegría. Aún no es una Diosa de la sabiduría, ni del Olimpo, ni de la guerra.
Pero llegó a este mundo para enseñarme que todo lo que me irrita, todo lo que me fastidia y me convierte en una hinchapelotas, se reduce a la emoción que me da mirarla a los ojos y pensar que tengo alguien a quien querer proteger toda mi vida.



Y lo demás, francamente no importa...


Carol-Bord... Sensible a la belleza.