A partir de ahora, todos mis 18 de marzo van a tener un aroma a alegría. Aún no es una Diosa de la sabiduría, ni del Olimpo, ni de la guerra. Pero llegó a este mundo para enseñarme que todo lo que me irrita, todo lo que me fastidia y me convierte en una hinchapelotas, se reduce a la emoción que me da mirarla a los ojos y pensar que tengo alguien a quien querer proteger toda mi vida. Y lo demás, francamente no importa... Carol-Bord... Sensible a la belleza.
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