Me despertó la falta de tacto en cuestiones emocionales, de soledad a causa de verme desorientada devenida en un sueño que me hacía llorar. Me despertó la necesidad de no esperar al desayuno para contarle al primer bendito ser biótico que por este sitio merodeara, acerca de mi pesadilla en primera persona. Me despertó la cosa que desalentaba, que no era ni cosa ni sueño ni pesadilla, ni deseo reprimido o mecanismo de defensa, ni tres cominos. Era una cosa parecida a lo escalofriante, paralizante, shockeante, y todo cuanto termine en sufijo "ante": Era una cosa parecida a mí misma, diciéndole a mis momentos de R.E.M y vista en reposo que me persigan hasta hacerme pedacitos, que me agarren sola a mitad de la noche -sin defensa mediante- y me aniquilen la tranquilidad dándosela de manifestación inconsciente. Porque, claro está, mi inconsciente no es otra cosa que yo misma autoregalando amenazas trastornaditas, por deporte boicot.
Carol-Bord... Menos mal que te tengo del otro lado, cuando sueño que me caigo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario