Escribiéndome... para romper violines

18.5.14

The Story of my life...

Alguna vez, escuché en una película, en boca de un personaje que sufría de una enfermedad terminal, una reflexión sobre aquellas cosas de las que llevamos registro, tan banales como esenciales en la vida de cualquier persona que valore esa cotidianidad como la amante de las plantas mientras las riega al sol: Si hoy te fueras a morir, ¿recordarías la última vez que acariciaste a un perro? ¿La última canción que escuchaste en una radio? El pasaje es paupérrimo, el concepto es genial.

Acostumbrados a "empeñarnos en hacer otros planes", es como todo sucede.
Cuando suena la campana de manera forzosa y en el fragor de esta extasiada lucha te vas a una esquina del ring a descansar dos minutos y (hacer el esfuerzo de) reponerte, en ese efímero momento, comprendés finalmente y con dolores todos, que ya nunca más te va a abrazar.

Suena la campana otra vez. Pero nunca más te va a abrazar. "¿Cuándo fue la última vez?" -pensás-.

Mientras tanto, sin respuesta eventual, fabricás una pizca de fe y la ingerís... Porque parecerá que ya nunca más. Pero sabés, en el fondo, que siempre habrá forma de abrazarse... Porque los grandes peces se transforman. No se pierden...





Carol-Bord... "Hay algunos peces que no pueden ser atrapados. No es que sean más rápidos o más fuertes que otros peces. Sólo están tocados por algo especial..."