Escribiéndome... para romper violines

25.3.15

Volver


Para que no te olvides

 Recuerdo haber visto esa cara antes. No sé aún si en la TV, si en algún cumpleaños de amigos en común, o en la casa de mi madre, eterno lugar donde desfilan todos y cada uno de los vecinos del barrio; sus mascotas, sus primos lejanos y hasta algún que otro comerciante de los pagos. Tampoco tengo registro de cuándo fue ocasionado ese encuentro antes de este. Muchas veces me veo en situaciones de charla interna y revisionismo que busque aclarar de dónde conozco a las personas que creo haber visto antes; pocas veces triunfa la respuesta. “¿Será un deja vu?”, me digo. “¿Qué era un deja vu?”, me respondo.
 Los minutos pasaban en el Tren Roca destino a Constitución. Ella se había subido en Gerli y no quedaba mucho tiempo para descifrar quién era. Comprenderá, lector, que soy muy amante, casi obsesiva, al límite de la psicosis, de resolver estas cuestiones. Cuando no lo logro siento una frustración más.
Era morocha, tez trigueña, delgada en exceso, bonita también en exceso. Vestía una camisa blanca, una minifalda negra de lycra y unos bonitos zapatos con leve taco. Miraba su reloj a cada instante, y de manera casual (¿o causal?) me cruzaba la mirada, haciéndola a un lado cada vez que yo la miraba a los ojos. Se notaba que algo la inquietaba. Parecía estar muy disconforme con la lentitud del transporte, ansiosa, apresurada.

 Llegó el tren a Yrigoyen. Apenas una estación más para descifrarlo.
Sentí que estaba perdiendo una partida; no tenía certezas, estaba casi desorientada cuando alguien, muy atento a ella y a su tal vez preocupación por llegar tarde a quién sabe dónde le preguntó la hora.
-“Siete y media”, contestó algo molesta.
 Ahora no sólo conocía ese rostro, ¡también conocía esa voz! ¡¿Quién es?!
Fin del recorrido. Yo, casi desesperada, buscaba tener alguna pista más.

Para mi sorpresa, se dirigió a mí antes de bajar. Me saludó y casi, culposa, me dijo:
-Me di cuenta que no me reconociste. Me voy volando porque estoy reee apurada…

Comprendí todo.


Era Juan Ignacio. Mi ex.



Carol-Bord... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario